La Real Academia Sueca de Ciencias ha otorgado el premio a John J. Hopfield y Geoffrey E. Hinton, cuyos descubrimientos fueron fudamentales para el renacer de la inteligencia artificial y el desarrollo posterior de herramientas como ChatGPT
Hemeroteca - Nobel de Física 2023 por las aportaciones de la “física de los attosegundos”
El comité del Nobel de Física ha otorgado el premio de este año a John Hopfield y Geoffrey E. Hinton por utilizar herramientas de la física para desarrollar métodos que son la base del potente aprendizaje automático actual. En concreto, Hopfield creó una memoria asociativa que puede almacenar y reconstruir imágenes y otros tipos de patrones en los datos, mientras que Hinton inventó un método que puede encontrar propiedades de forma autónoma en los datos y, por lo tanto, realizar tareas como identificar elementos específicos en imágenes.
“El trabajo de los galardonados ya ha sido de gran utilidad. En física, utilizamos redes neuronales artificiales en una amplia gama de áreas, como por ejemplo en el desarrollo de nuevos materiales con propiedades específicas”, afirma Ellen Moons, presidenta del comité que ha concedido el premio y que considera que ambos han ayudado a sentar las bases para la revolución del aprendizaje automático que comenzó alrededor de 2010.
John Hopfield creó una estructura que puede almacenar y reconstruir información. Geoffrey Hinton inventó un método que puede descubrir de forma independiente propiedades en los datos y que se ha vuelto importante para las grandes redes neuronales artificiales que se utilizan actualmente.
En la rueda de prensa de presentación del premio, Hinton ha reconocido que usa la herramienta ChatGPT y la encuentra “muy útil”, aunque no se fía de sus respuestas al cien por cien porque puede tener “alucinaciones”. La presidenta del comité encuentra difícil de imaginar que herramientas como ChatGPT se hubieran podido desarrollar si no hubiera sido por el trabajo pionero de los premiados.
Aunque los ordenadores no pueden pensar, las máquinas pueden imitar funciones como la memoria y el aprendizaje. Los laureados de este año en física han contribuido a que esto sea posible. Utilizando conceptos y métodos fundamentales de la física, han desarrollado tecnologías que utilizan estructuras en redes para procesar información.
El aprendizaje automático se diferencia del software tradicional, que funciona como una especie de receta. El software recibe datos, los procesa según una descripción clara y produce los resultados, de forma similar a cuando alguien recoge ingredientes y los procesa siguiendo una receta para producir un pastel. En cambio, en el aprendizaje automático, el ordenador aprende con ejemplos, lo que le permite abordar problemas que son demasiado vagos y complicados para ser gestionados con instrucciones paso a paso.
Una red neuronal artificial procesa información utilizando toda la estructura de la red. La inspiración surgió inicialmente del deseo de comprender cómo funciona el cerebro.
A finales de los años 60, Hopfield ya había utilizado su formación en física para explorar problemas teóricos de biología molecular. Cuando lo invitaron a una reunión sobre neurociencia, se topó con una investigación sobre la estructura del cerebro. Lo que aprendió le fascinó y empezó a pensar en la dinámica de las redes neuronales simples. Cuando las neuronas actúan juntas, pueden dar lugar a características nuevas y poderosas que no son evidentes para alguien que solo observa los componentes separados de la red.
En 1980, Hopfield dejó su puesto en la Universidad de Princeton y aceptó una cátedra de química y biología en Caltech (Instituto Tecnológico de California), donde encontró inspiración para su comprensión de cómo los sistemas con muchos componentes pequeños que trabajan juntos pueden dar lugar a fenómenos nuevos e interesantes. En particular, le benefició haber aprendido sobre materiales magnéticos que tienen características especiales gracias a su espín atómico, una propiedad que convierte a cada átomo en un pequeño imán.
En aquel momento Geoffrey Hinton trabajaba en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (Estados Unidos) y utilizó la red de Hopfield como base para una nueva red que utiliza un método diferente: la máquina de Boltzmann, basada en las herramientas de la física estadística. Esta herramienta puede aprender, no a partir de instrucciones, sino de ejemplos. El entrenamiento también afecta la probabilidad de generar nuevos patrones que se asemejen a los ejemplos con los que se entrenó la máquina, de modo que una máquina de Boltzmann entrenada puede reconocer rasgos familiares en información que no ha visto previamente.
Según el comité del Nobel, el desarrollo que estamos presenciando en la actualidad ha sido posible gracias al acceso a grandes cantidades de datos que se pueden utilizar para entrenar redes y al enorme aumento de la potencia informática. Las redes neuronales artificiales actuales suelen ser enormes y están formadas por muchas capas. Se denominan redes neuronales profundas y la forma en que se entrenan se denomina aprendizaje profundo.
Francisco Herrera, director del instituto DaSCI de la Universidad de Granada y catedrático de IA, celebra este premio a dos de los científicos que protagonizaron el renacer de la inteligencia artificial. “En los años 70 tuvimos lo que se llamó ”el invierno de la IA“, porque se encontraron grandes limitaciones para las redes neuronales”, explica a elDiario.es.
Sus descubrimientos revolucionaron la capacidad de las máquinas para convertir los datos en conocimiento
“En el 82, Hopfield publicó un importante artículo el que hablaba de la emergencia de las habilidades computacionales colectivas. Fue un trabajo muy relevante que se unió a otros que publicó consecutivamente. Y en paralelo, Hilton publicó la propuesta para optimizar modelos neuronales de más de una capa, y sus algoritmos fueron esenciales para el entrenamientos de redes neuronales de múltiples capas, imprescindibles para el aprendizaje profundo”. En su opinión, ambos investigadores son dignos merecedores de este premio y el boom actual de la IA “no se entendería sin ellos”.
“El descubrimiento de las redes neuronales artificiales marcó un antes y un después en la inteligencia artificial, proporcionando el fundamento que revolucionó la capacidad de las máquinas para convertir los datos en conocimiento”, añade Nerea Luis, doctora en ciencias de la computación por la Universidad Carlos III de Madrid en declaraciones al SMC. “Estos fundamentos permitieron también en los últimos años escalar el tamaño de los algoritmos en el denominado campo del deep learning y trabajar con múltiples datos de forma simultánea con los últimos trabajos basados en multimodalidad”.
Es un reconocimiento excepcional a la investigación fundamental que constituye la base de sistemas de inteligencia artificial como ChatGPT
“Este Premio Nobel representa un reconocimiento excepcional a la investigación fundamental en aprendizaje automático y, específicamente, a las técnicas de redes neuronales y aprendizaje profundo, que constituyen la base de sistemas de inteligencia artificial como ChatGPT”, señala Pablo Haya Coll, investigador del Laboratorio de Lingüística Informática de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) a SMC. “Considero que este premio va más allá del mérito de los individuos galardonados, reconociendo a toda una comunidad científica que comenzó su labor hace más de medio siglo”.