El abogado sobrevivío a dos bombardeos que destruyeron su casa en Gaza en los primeros meses de guerra y actualmente forma parte del equipo legal de Sudáfrica en la demanda por genocidio en la Corte Internacional de Justicia
El abogado que escapó de las bombas en Gaza se sienta en el tribunal de la ONU para acusar a Israel de genocidio
Hace justo un año, el primer día de guerra, el sonido de las bombas y las explosiones en Gaza se colaba en nuestras conversaciones telefónicas. “Mi casa estaba literalmente temblando y mi mujer me gritaba preguntándome qué diablos estaba haciendo hablando por teléfono”, recuerda con amarga sonrisa Raji Sourani. “A veces explotaban a un kilómetro de distancia, pero parece que las tienes sobre tu cabeza”, añade el abogado palestino.
Tras verse desplazado dentro de Gaza varias veces, sobrevivir a dos bombardeos directos y a la destrucción de su hogar, Sourani, fundador y director de la ONG Centro Palestino de Derechos Humanos, consiguió salir de la Franja en noviembre y actualmente es miembro del equipo legal de Sudáfrica en la demanda por genocidio contra Israel en la Corte Internacional de Justicia y uno de los principales impulsores del caso en la Corte Penal Internacional, en el que lleva trabajando desde 2008. El Gobierno de Israel, sin embargo, lo tiene catalogado pública y oficialmente como un “terrorista con traje y corbata”.
El primer día de ofensiva israelí, Sourani ya advertía en esas llamadas telefónicas que lo que estaba viendo no lo había vivido en sus 70 años en la Franja de Gaza. “Nunca jamás pensé que llegaríamos a este punto” dice ahora, aunque confiesa que ya en la primera semana formó un grupo de seguimiento con otros colegas al que llamo, de manera premonitoria, “Grupo Genocidio”.
“Estaban atacando y matando a todo el mundo y pidiendo a la gente que se fuera. Estás huyendo, te bombardean; estás en tu casa, te bombardean; estás en el colegio, te bombardean; en la panadería, te bombardean; naciendo, te bombardean”, dice. “Aun así, nunca jamás me imaginé que el primer mes perderíamos más de 10.000 palestinos y que yo mismo sería bombardeado”.
Si Gaza el cementerio del derecho internacional, ¿deberíamos rendirnos o seguir luchando golpeándonos la cabeza contra la pared? Seguiremos luchando porque no podemos contribuir a la ley de la selva. En la ley de la selva, ellos ganarán
“Tenemos más de 41.000 muertos, 17.000 de ellos niños y 14.000 mujeres ¿Alguien se podía imaginar esta cifra hace un año? Y la gente sigue sin escandalizarse. Quizá es porque nuestra sangre es barata. Al fin y al cabo somos palestinos ¿A quién le importa?”, dice mientras combina tragos a un café con leche caliente y un vaso de agua con gas con hielo. “Me pregunto cómo reaccionaría el mundo si esta gente fuese israelí”, continúa.
Sourani insiste en el impacto que el genocidio tendrá en las próximas generaciones y habla de su hijo. “Es abogado. Graduado en Liverpool, con su máster en SOAS [School of Oriental and African Studies of London] y con becas en Ginebra. Él decidió después volver a Gaza porque quería hacer trabajo de derechos humanos y hace poco me dijo que Gaza es el cementerio del derecho internacional”. “Está muy confundido, es una situación muy difícil y creo que el próximo año o dos serán decisivos para que siga por este camino o se rinda”.
“Mi hijo se pregunta si esto del derecho internacional es un circo para intelectuales. La gente en palestina contenía el aliento el 11 de enero cuando la Corte Internacional de Justicia estaba discutiendo el caso sobre genocidio”, dice Sourani. “Soñaban bajo el fuego, la muerte, la destrucción, el desplazamiento y el hambre con que algo cambiase. Créeme, nadie cree más en el Estado de derecho, la dignidad y la libertad que los oprimidos”.
En cuanto a él, no tiene “derecho a rendirse”, dice. “Si Gaza es el cementerio del derecho internacional, ¿deberíamos rendirnos o seguir luchando golpeándonos la cabeza contra la pared? Seguiremos luchando porque no podemos contribuir a la ley de la selva. En la ley de la selva, ellos ganarán. Como activistas de derechos humanos, somos revolucionarios románticos. El derecho internacional y los derechos humanos es la crème de la crème de la humanidad y queremos utilizarlo”.
Sourani ha sido muy crítico con la actitud de la Corte Penal Internacional, que ha estado años sin avanzar el caso y que aún no ha emitido públicamente las órdenes de detención solicitadas por el fiscal general de la corte, Karim Khan, con quien el abogado palestino se ha reunido en múltiples ocasiones. “Le he dicho en persona que si se hubiera movido antes, en 2015, 2020, 21 o 22, quizá esto no hubiera pasado. El mensaje todo este tiempo ha sido que Israel es intocable y está por encima de la rendición de cuentas. Eso les ha animado a continuar”.
“El fiscal pidió las órdenes de arresto como reacción al caso de genocidio en la Corte Internacional de Justicia, pero las solicitó sin el debido proceso ¿Por qué lo anunció antes de que el tribunal lo aprobara? Debería haber acudido antes al tribunal”, dice Sourani.
“Khan no es lo suficientemente fuerte y sé que está bajo amenaza directa de Israel y de EEUU, pero el fiscal general debería saber que él es la conciencia legal internacional y que su misión es representar a las víctimas. Si no puede, debería decirlo”, afirma mientras se pregunta por qué Khan solo ha pedido órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y su ministro de Defensa: “¿Qué pasa con el jefe del Estado Mayor de la Defensa? ¿Qué pasa con el jefe de la fuerza aérea? ¿Qué pasa con el comandante del mando sur? ¿Qué pasa con ministros como [Bezalel] Smotrich?”.
En ese sentido, el abogado palestino concluye que “la Corte Internacional de Justicia es mucho más valiente y respetada en sus decisiones [que la Corte Penal Internacional]”. “Mira su reciente opinión sobre la ilegalidad de la ocupación. Los jueces han dicho de manera inequívoca que la ocupación es ilegal y han solicitado a la comunidad internacional que haga lo necesario para parar la ocupación”.
Después de un año de genocidio y mientras todo el mundo dice que quiere un alto el fuego, las armas que nos matan están en manos de Israel, pero son de Occidente
“Personalmente siento que vivo en la Antigua Roma, donde había dos clases: amos y esclavos. Solo los amos están protegidos por la ley. Los esclavos pueden ser asesinados como pollos y a nadie le importa ¿Somos nosotros los esclavos de la vieja Roma?, se pregunta. ”Tenemos dignidad, orgullo y el derecho a la libertad y a deshacernos de esta ocupación beligerante criminal. Pero eso no está pasando y, para colmo, Occidente está apoyando la ocupación, lo que es aún más impactante para nosotros“.
“Hasta este momento, después de un año de genocidio y mientras todo el mundo dice que quiere un alto el fuego, las armas que nos matan están en manos de Israel, pero son de Occidente”, recuerda.
Sourani nunca quiso salir de Gaza y cuenta que seguir desde fuera lo que ocurre en la Franja es mentalmente agotador. Sin embargo, está empeñado en difundir su mensaje con múltiples conferencias programadas por toda Europa en una agenda muy apretada.
“Estamos en el lado correcto de la historia y sabemos que estamos defendiendo una causa justa. Para ellos no existimos y quieren deshacerse de nosotros, pero hemos estado ahí siempre y continuaremos estando. Ninguna fuerza en el mundo nos va a eliminar. Yo, en mi caso, sueño con el momento en el que pueda volver a Gaza”, concluye Sourani asintiendo con la cabeza.