El sindicato de estibadores asegura que la patronal, la Alianza Marítima de Estados Unidos, que representa a varias empresas, "se niega a abordar medio siglo de explotación salarial"
Las amenazas se ciernen sobre la Organización Mundial de Comercio
Los estibadores de la Costa Este y del Golfo de México de Estados Unidos, representados por el sindicato International Longshoremen’s Association (ILA), anunciaron su intención de iniciar una huelga a partir de este martes que podría paralizar una docena de puertos estratégicos en el país.
En un comunicado este domingo, el sindicato dijo que la patronal, la Alianza Marítima de Estados Unidos (USMX, en inglés), que representa a varias empresas, “se niega a abordar medio siglo de explotación salarial” en la negociación colectiva en curso.
El sindicato representa estibadores de 36 instalaciones en 14 puertos que van desde Nueva Inglaterra a Texas, como los de Houston, Baltimore, Nueva York, Savannah, Boston o Charleston.
Los puertos en huelga representan cerca de la mitad del transporte de carga marítimo en Estados Unidos. Los analistas de JP Morgan calculan que una huelga podría costar a la economía estadounidense 5.000 millones de dólares al día. Según los analistas de Sea-Intelligence, una empresa de asesoramiento marítimo, una huelga de un día podría tardar entre cuatro y seis días en resolverse.
El grupo empresarial advirtió el lunes de que el paro laboral “paralizaría el comercio estadounidense”, deteniendo las importaciones de alimentos, productos farmacéuticos, electrónica de consumo y prendas de vestir. El sindicato afirmó que seguiría trabajando con la carga de material militar.
Adam Kamins, economista de Moody's Analytics, explicó en el Financial Times que “una interrupción de una o dos semanas provocará algunos retrasos, pero las consecuencias generales serán mínimas fuera de un puñado de zonas muy dependientes de los puertos, como Savannah (Georgia)”.
“Pero si se prolonga más, habrá escasez y presiones al alza de los precios. Esto resultaría especialmente problemático para los alimentos y los automóviles, que dependen especialmente de los puertos que estarán cerrados”.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el domingo que no tiene intención de intervenir para evitar la huelga. “Esto es negociación colectiva. No creo en (la ley) Taft-Hartley”, afirmó en referencia a una provisión que puede invocar para forzar a los trabajadores a seguir trabajando por razones de seguridad nacional.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, explicó este mismo lunes que el secretario de Transporte, Pete Buttigieg y la secretaria de Trabajo, Julie Su, están implicados en las negociaciones para que ambas partes lleguen a un acuerdo.
“Apoyamos la negociación colectiva. Es la mejor manera de que los trabajadores y los empleadores estadounidenses lleguen a un acuerdo justo. Animamos a todas las partes a sentarse en la mesa de negociaciones y a negociar de buena fe”, dijo. Instó tanto a la patronal como al sindicato a “alcanzar un acuerdo justo y rápido”.
El sindicato denuncia que la patronal rechaza negociar subidas salariales así como paralizar proyectos de automatización en los puertos, mientras que las empresas aseguran que esa organización se niega a negociar.
“Estamos dispuestos a luchar todo el tiempo que sea necesario, a permanecer en huelga el tiempo que haga falta”, declaró el presidente de la ILA, Harold Daggett, pidiendo a la USMX que “cumpla nuestras exigencias para que esta huelga termine”.