Anuncia que "trabajará" con agentes sociales y económicos para que se "empapen" del "agravio" que es para Andalucía un pacto que asegura que reducirá los ingresos para sanidad, educación o dependencia
Moreno zarandea el socialismo andaluz con el cupo catalán para cerrar el paso a Montero en las próximas elecciones
La Junta de Andalucía y el PP han arrancado el curso político como cerraron el anterior, con el punto de mira puesto en el pacto entre PSOE y ERC para que Salvador Illa presida la Generalitat. Los populares saben que el cupo catalán (o concierto o financiación diferenciada, en función de quien lo defina) es una cuestión que pone en una situación comprometida tanto al PSOE andaluz como a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, siempre la primera en las quinielas a la hora de un hipotético relevo de Juan Espadas como líder de los socialistas andaluces. En este escenario, no es de extrañar que se esté poniendo toda la carne en el asador, hasta el punto de alentar a la ciudadanía a tomar cartas en el asunto manifestándose incluso en la calle.
El mensaje no es nuevo, porque con distintas variantes se ha ido lanzando durante el último mes, pero en cuestión de horas se han cargado las tintas una y otra vez desde las filas populares. Ya lo hizo el domingo el propio Juan Manuel Moreno en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre: los andaluces tienen que “reaccionar” y “tomar conciencia” del “robo” que supone este pacto para Andalucía. Y en ello ha insistido este lunes la portavoz del Gobierno andaluz y también consejera de Hacienda, Carolina España, que incluso ha avanzado que se va a trabajar con agentes sociales y económicos para que se “empapen” de los efectos del cupo catalán. Es decir, que se va a espolear a la ciudadanía para que se movilice.
Más allá del argumento de la desigualdad, de que este acuerdo –en palabras de España– supone “champán para unos y café para otros”, el PP intenta traducirlo en cuestiones tangibles. Por ello, insiste en que “sin lugar a dudas” el cupo catalán “va a afectar a nuestra sanidad, a la educación, a la dependencia, pero también a nuestras inversiones, a los colectivos vulnerables, a las familias, al transporte público y a las carreteras”.
La maniobra de los populares intenta calcar la que ya siguió el PSOE durante la Transición, cuando logró galvanizar a los andaluces con su exigencia de una autonomía de primera como iban a disfrutar Cataluña, País Vasco y Galicia. Aquello lanzó a millones de personas a la calle a finales de los años setenta, dio al traste con la España de dos velocidades que se estaba diseñando y llevó al famoso “café para todos” que calmó las aguas autonómicas. De paso, convirtió al PSOE en el partido hegemónico en Andalucía durante décadas.
Así que el PP va a seguir hurgando en lo que está convencido de que es una herida para el socialismo andaluz y para María Jesús Montero, lo que ha llevado a la portavoz de la Junta a hacer un llamamiento a la “movilización de los socialistas descontentos con el sanchismo”. Otra cosa es que esto se traduzca en una respuesta masiva en la calle, pero los populares van a seguir aporreando esta tecla para que la sociedad civil andaluza se manifieste de forma “alta y clara”.
En la comparecencia posterior al Consejo de Gobierno de este lunes, Carolina España no ha ahorrado descalificativos contra el “Gobierno de la mentira” y contra un Pedro Sánchez que ejecuta una “política del esperpento” que “ha dado oxígeno” a los independentistas catalanes para “mantenerse unos meses más en La Moncloa”. De manera primaria, esto se traduce en que se está “traicionando a Andalucía” y “tomando por tontos” a los andaluces, a los que “se está mintiendo”.
De paso, se insiste en recordar que Andalucía sufre una infrafinanciación que según las cuentas del PP ha propiciado que desde 2009 se dejen de ingresar 15.000 millones de euros, cifra que España ha elevado a 20.000 millones “si se añaden agravios con los fondos covid o los planes de empleo”. En esta línea, el Ejecutivo andaluz reitera su reclamación de cambiar con urgencia el modelo de financiación autonómica, manteniendo en paralelo su exigencia de que –hasta que llegue ese momento– se active un fondo transitorio de nivelación para compensar el déficit en la llegada de fondos.