El único objetivo del juez Peinado es lograr una imagen de Pedro Sánchez testificando para que después las partes, que son Vox y Manos Limpias, lo filtren a los medios de ultraderecha y así lograr la imagen cancelatoria
El boletín del director - Las anomalías y chapuzas del juez Peinado, por Ignaico Escolar
Luís María Ansón explicó de manera sucinta el proceder del juez Juan Carlos Peinado cuando rememoró la campaña para quitar del poder a Felipe González en los años 90. “Había que terminar con Felipe González, ésa era la cuestión. Al subir el listón de la crítica se llegó a tal extremo que en muchos momentos se rozó la estabilidad del propio Estado. Eso es verdad. Tenía razón González cuando denunció ese peligro..., pero era la única forma de sacarlo de ahí”.
La derecha española sigue con el shock de no haber logrado el poder hace un año cuando lo daban por hecho. No superan el duelo y por lógica deducción buscan revertir lo que consideran una pérdida de poder ilegítimo por la vía de los hechos judiciales. El que pueda hacer que haga, y el partido togado no ha dejado de hacer.
La testifical de Pedro Sánchez para el próximo martes es el último de los despropósitos de la instrucción del juez Juan Carlos Peinado para empeñarse en demostrar que o bien es un inepto o alguien con una clara intencionalidad política en su manera de proceder. La realidad de los hechos es que el instructor no parece buscar esclarecer unos hechos supuestamente delictivos sino provocar una causa político-mediático que provoque el mayor número de impactos en la opinión pública. La testifical de Pedro Sánchez sabiendo que es el marido de la encausada no tiene sentido procesal porque puede eximirse de declarar. El único objetivo del juez Peinado es lograr una imagen de Pedro Sánchez testificando para que después las partes, que son Vox y Manos Limpias, lo filtren a los medios de ultraderecha y así lograr la imagen cancelatoria. Para lograr ese propósito el juez dice que va a interrogar a Pedro Sánchez en calidad de esposo, no de presidente del gobierno, porque sabe que si fuera así se puede acoger a declarar por escrito. La contradicción insalvable es evidente porque la causa contra Begoña Gómez es por tráfico de influencias y eso solo puede producirse en su condición de presidente. Pero como hemos dicho ya, el único objetivo es grabar al presidente en Moncloa y la aberración jurídica sí tiene sentido si lo entendemos desde ese prisma.
Nadie con un sano proceder cognitivo puede defender el proceder del juez Peinado desde un punto de vista jurídico. Su instrucción es una amalgama de incorrecciones, dislates y actuaciones de carácter político. Son tantas las que hace que una sepulta a la otra. Puede que hasta sea motivo de nulidad el disparate que fue no parar la declaración como testigo de Carlos Barrabés y cambiar su condición a imputado para advertirle que se busque un abogado.
Otra de sus barrabasadas fue, antes de sacarse de la manga la testifical de Pedro Sánchez, pedida por Vox, la llamada a testificar del supuesto monitor de esquí de Begoña Gómez y el presidente del Gobierno. El motivo que movió al juez Peinado a realizar esa petición fue la carta enviada a la UCO por Ramiro Grau en la que explicaba que en su pueblo se cuenta y rumorea que dicho monitor fue el que presentó a Carlos Barrabés al presidente y su esposa. Ese fue el único razonamiento, un chisme, un rumor que viene de un abogado falangista que fue denunciado por el centro Simon Wiesenthal por decir que habría que investigar si la comunidad judía en Argentina fue la responsable de la muerte del fiscal José Manuel Maza en Buenos Aires y que además fue condenado por el Tribunal Supremo por corrupción de menores por haber pagado 20 euros a una menor de 15 años a cambio de que le masturbara. Esa es la correlación de intereses alrededor de la causa política contra Pedro Sánchez por la vía interpuesta de su mujer.
El gen golpista en la derecha española nunca ha desaparecido, y no solo en la extrema derecha, sino en la esencia ideológica de los conservadores que siempre han bebido del designio divino del poder de cuarenta años de dictadura. Las tertulias de Madrid son un hervidero canicular que se trasladaron a Ávila a finales de Pradial. Que haya cosas que no se pueden contar por la prudencia deontológica no significa que no se conozcan y se sepan y hacen que tengamos una opinión formada sobre el intento de golpe blando a través de los tribunales que estamos viviendo en tiempo real. Porque hay una realidad que me consta, y es que en la derecha hay quien considera que lo que pasa es tan grave que no es aceptable ningún continuismo. Remembranzas de Emilio Romero.