Las hay de muchos colores, medidas y texturas. Las cortinas son un elemento decorativo más en nuestros hogares, y aunque a veces pasan desapercibidas, son esenciales para mantener a salvo nuestra intimidad, como barrera para regular la luminosidad de las distintas estancias de la casa y también para darle un toque especial al salón, la cocina o las habitaciones.
Para mantenerlas a salvo del polvo y la suciedad que puedan ir acumulando con el paso del tiempo, es esencial garantizar un mantenimiento frecuente cada cierto tiempo. Y un par de veces al año, con el cambio de temporada, hacer una limpieza profunda de todas nuestras cortinas.
Tendremos que estar más atentos y ser más cuidadosos con las cortinas de determinadas estancias, como los baños -donde las cortinas de la ducha o la bañera pueden terminar con manchas de humedad si no les prestamos la atención adecuada- o las de la cocina, donde será vital escoger tejidos que sean fáciles de lavar ya que son las que están más expuestas a suciedades más complicadas de gestionar, como la grasa.
Aun así, con un poco de constancia en el día a día y algunos trucos que vamos a darte, podrás mantener tus cortinas como nuevas sin mucho esfuerzo.
Las cortinas de seda o de lino son algo más delicadas, y aunque igualmente se pueden lavar a máquina en casa sin necesidad de llevarlas a una tintorería, sí que tendremos que tener más cuidado:
Si usamos visillos, antes de introducirlos en la lavadora se recomienda aspirarlos para quitarles todo el polvo y después, usaremos un lavado corto. También se pueden lavar a mano, en un barreño grande con agua templada y un poco de detergente para prendas delicadas que frotaremos suavemente en la tela con una esponja. Aunque también habrá casos en los que se recomiende lavar las cortinas en seco y no nos quede más remedio que llevarlas a la tintorería.
Las cortinas de la mayoría de estancias -los dormitorios de la casa, el despacho o el salón- será suficiente con lavarlas en profundidad cada cinco o seis meses; aunque esa frecuencia se acortará en caso de que vivan mascotas en la casa o si se trata de las cortinas de la habitación de un bebé, para evitar que se acumulen ácaros, polvo y malos olores. En el caso de las cortinas de la cocina o los baños sí que se recomienda limpiarlas concienzudamente una vez al mes.
En el caso de la cocina, al estar expuestas al humo, la grasa y la humedad, es aconsejable escoger tejidos que se limpien fácilmente y sean resistentes como el poliéster. Suelen ser, además, antimanchas.
En el caso de las del baño, pueden ser de telas impermeables o plásticas. Y sus principales manchas son las de humedad o las amarillas que se generan por el paso del tiempo. Para afrontarlas, podemos utilizar algunos productos muy habituales en las tareas de limpieza como el bicarbonato de sodio, el limón, el vinagre blanco, sal y para las más persistentes, podemos recurrir a la lejía.
Las cortinas de tela del baño -en la mayoría de casos- se podrán lavar en la lavadora como las de las demás estancias. No sucederá lo mismo con todas las cortinas plásticas; en especial si llevan dibujos. En ese caso, se recomienda lavarlas a mano para que no se borren los diseños y dejarlas secar completamente al aire libre y a la sombra.
Para eliminar las manchas amarillentas, podemos utilizar una mezcla de bicarbonato de sodio y agua caliente que dejaremos actuar durante un par de horas para frotar seguidamente con un estropajo o cepillo y después -si es posible- las introduciremos en la lavadora. Lo mismo podemos hacer con el limón, aplicándolo en la mancha antes de lavar a máquina.
Procederemos de manera similar para eliminar las manchas de moho, que no solo son antiestéticas sino que además producen malos olores. Podemos aplicar la mezcla de bicarbonato con agua o vinagre, así como el limón, directamente en la mancha sobre la que queremos actuar o bien en el compartimento del suavizante de la lavadora si es que es posible lavarlas directamente a máquina.