Ryan Gosling, uno de los actores más adaptables y famosos de Hollywood, ha vivido una significativa transformación tanto en su aspecto físico como en su trayectoria profesional. Desde sus comienzos como una estrella de la infancia hasta su crecimiento como uno de los actores más reconocidos de su generación, Gosling ha experimentado una serie de cambios físicos y artísticos que le han facilitado mantener su relevancia y ajustarse a una industria que cambia continuamente.
Ryan Gosling nació en Ontario, Canadá, en 1980, y desde su temprana edad demostró su interés por el ámbito de la interpretación. Su trayectoria profesional se inició a la edad de 12 años cuando ingresó al "Mickey Mouse Club", un programa que también impulsó las carreras de personalidades como Britney Spears y Justin Timberlake. En este periodo, el Gosling joven se presentó como un niño entusiasta y talentoso, aunque todavía alejado de la imagen seria y refinada que formaría en su trayectoria adulta.
Tras su periodo en el "Mickey Mouse Club", Gosling siguió involucrándose en programas de juventud y películas de televisión, como Breaker High y Young Hercules, en los que desempeñó roles de carácter leve y dirigidos al público adolescente. No obstante, su cambio de rumbo se produjo en la década de los 2000, cuando empezó a involucrarse en roles más complicados y retadores.
Una de las modificaciones más destacadas en la carrera de Gosling fue su metamorfosis física. En sus primeras funciones, mostraba un aspecto joven y un cuerpo más delgado, pero con el transcurso del tiempo empezó a modificar su cuerpo para adaptarse a los rigurosos roles que adoptaba. En filmes como The Notebook (2004), su apariencia ya era la de un hombre de avanzada edad, con una presencia conmovedora que captó la atención de un público amplio. Su papel de Noah, un joven apasionado y romántico, se transformó en un ícono de su trayectoria y lo elevó a la fama global.
Desde ese punto, Gosling empezó a cambiar no solo su aspecto físico, sino también su perspectiva sobre la actuación. En Half Nelson (2006), donde interpretó a un profesor adicto a las drogas, exhibió una asombrosa destreza para los roles dramáticos, distanciándose de los personajes de juventud y amor. Esta interpretación le otorgó su primera candidatura al Oscar y fortaleció su prestigio como un actor serio y dedicado. Su cambio físico también fue palpable: su apariencia delgada y alegre se adecuaba a la complejidad de su personaje, distanciándose de la percepción de galán que había presentado anteriormente.
Con el paso del tiempo, Gosling expandió su carrera hacia roles de acción, thriller y humor. En Drive (2011), un filme de acción famoso, personificó a un conductor enigmático y desconocido, y su cambio físico fue destacado, pues exhibió un aspecto musculoso y misterioso. En este punto, Gosling empezó a explorar roles que demandaban una mayor preparación física y una mayor habilidad para ajustarse a personajes complejos y sombríos. Este papel lo fortaleció como un actor con personalidad, apto para transmitir sentimientos intensos con gestos delicados y un minimalismo en la interpretación que asombró tanto a la crítica como al público.
Otra película que evidenció una transformación relevante en su trayectoria fue Crazy, Stupid, Love. (2011), donde interpretó a un seductor encantador. En esta función, Gosling volvió a evolucionar físicamente para adaptarse al rol de un hombre atractivo y confiante. En este film, su apariencia física y su encanto ayudaron a construir una percepción más leve y divertida, evidenciando que también poseía destrezas para la comedia romántica. En este lugar, su estilo se transformó en emblemático, y su apariencia refinada y sofisticada se transformó en un referente de estilo en Hollywood.
Con el paso del tiempo, Ryan Gosling ha continuado su evolución respecto a sus elección de rol y su perspectiva como artista. En 2016, La La Land lo estableció como un actor polifacético al encarnar a Sebastian, un apasionado pianista de jazz, rol que le demandó aprender a tocar el piano y cantar. En este film, su transformación fue más que física, pues adoptó un rol que fusionaba música, interpretación y una notable fuerza emocional. Su compromiso fue reconocido con otra candidatura al Oscar y un Premio de Oro.
Aparte de su desempeño actoral, Gosling ha evidenciado su interés por la dirección y producción, lanzando en 2014 su primera película como director, Lost River. Pese a que la película obtuvo críticas variadas, su anhelo de indagar en nuevas disciplinas artísticas es un reflejo de su progreso y madurez en el sector.