Los sindicatos y asociaciones policiales esperan conseguir una importante concentración frente al Congreso de los Diputados este martes y el próximo miércoles, 6 de noviembre. Dos movilizaciones organizadas para clamar contra la reforma de la conocida como 'ley mordaza'. Hasta 18 organizaciones acudirán a la protesta que se concentrará frente al Congreso de los Diputados. Reunirá a ertzainas, policías nacionales, guardia civiles, etc., que se oponen a los cambios pactados entre el Partido Socialista, Sumar, Bildu y ERC —estos dos últimos bloquearon el pacto en la pasada legislatura—.
Sin embargo, ya manejan datos que apuntan a una asistencia menor que las marchas organizadas hace dos años, cuando se conocieron las modificaciones que se estaban estudiando en la Comisión de Interior del Congreso, pero aún ni siquiera había acuerdo para impulsarlas.
Desde las asociaciones y sindicatos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, argumentan que esta vez no han convocado una manifestación, sino una "concentración". Un tipo de movilización que no permite agrupar a muchas personas, puesto que se reúnen en un punto concreto. En este caso, frente a la Cámara Baja, y el espacio es limitado.
Al contrario que en las manifestaciones, que comienzan en un punto determinado, pero avanzan y se convierten en grandes columnas de personas. Las organizaciones que se van a concentrar admiten que no están convencidas de manifestarse ahora; aún están estudiando la posibilidad de hacerlo y no lo descartan, pero el proceso está resultando mucho más lento y dubitativo que en 2022.
Uno de los cambios más polémicos de la reforma es la eliminación de las pelotas de goma. Esta medida permitía a las fuerzas de seguridad dispersar multitudes violentas. Sin embargo, terminar con su uso era una de las principales peticiones de las formaciones independentistas.
Los agentes alertan de que sustituirlas por bolas de 'foam' resultará más perjudicial para la integridad de los ciudadanos de lo que han resultado las de goma. En primer lugar, estas no pueden dispararse directamente contra los manifestantes, sino que deben golpear primero el suelo. Los proyectiles de 'foam', aunque sean más esponjosos, sí pueden dispararse contra el cuerpo. Y en segundo, porque permiten dispersar y evitar enfrentamientos cuerpo a cuerpo, que causan muchas más lesiones tanto para los ciudadanos como para los agentes.