La Junta de Contratación del Ejército de Tierra ya ha encontrado una manera de facilitar a las empresas interesadas en el acuerdo marco de suministro de uniformes datos sobre en qué puntos de España se les requerirá mayores cantidades de prendas, sin por ello revelar con excesivo detalle el despliegue y la estructura interna del propio Ejército.
Confidencial Digital contó a principios de septiembre que en la licitación de “Acuerdo Marco de adquisición de prendas de uniformidad, coordinación, almacenamiento, preparación, distribución y logística inversa de las peticiones de los suministros”, en la Plataforma de Contratación del Sector Público, se había colgado un anexo que detallaba, a lo largo de 20 páginas, cuántos efectivos tiene cada unidad del Ejército de Tierra.
Se trataba de un error que ponía a disposición de cualquier una información que el Ejército de Tierra, como cualquier ejército, intenta guardar celosamente: cuál es el número exacto de efectivos que tiene en cada unidad, con detalles muy precisos sobre el personal que hay en cada cuartel general de división y brigada, en cada regimiento, en cada batallón, grupo, agrupación…
Fuentes militares consultadas por Confidencial Digital aseguraron entonces que las plantillas orgánicas del Ejército de Tierra (como en la Armada y el Ejército del Aire), son materia clasificada. Apuntan que están protegidas con el nivel ‘Reservado’, que es el segundo más elevado, por debajo de ‘Secreto’, y por encima de ‘Confidencial’ y ‘Difusión limitada’.
En las plantillas orgánicas se describe con mayor nivel de detalle cuántos militares debe tener cada unidad y órgano de la estructura del Ejército de Tierra. Los que se publicaron en la licitación eran las cifras de cobertura, es decir, el número real de militares que hay destinados en cada unidad, ya que puede haber menos que los que marque la plantilla.
Aun así era materia protegida, y el documento fue retirado tras circular en internet y ser comentado en redes como Twitter: buena prueba de que se trataba de información delicada, que no debía estar al alcance de cualquiera.
El anexo que fue eliminado -y otro similar que también fue retirado tras una noticia de The Objective- tenía un objetivo inocente, explicable por las funciones que debe cumplir la empresa que reciba el encargo de ser el operador logístico que distribuirá en las unidades, cuarteles y órganos del Ejército de Tierra las prendas y elementos de uniformidad.
Se trataba de la empresa que se encargue de distribuir los elementos de la uniformidad pudiera calcular dónde tendrá que enviar más o menos prendas de uniformidad: de ahí que se le facilitara cuánto personal tiene cada unidad.
“Se aporta Anexo IV con la estructura actual de puntos de entrega del Ejército de Tierra”, se explicaba en un documento de la licitación. “Las unidades del ET podrían cambiar de ubicación o código identificativo de unidad (CIU) debido a adaptaciones orgánicas. Se dispondrá de una carga o estructura iniciales y se intercambiará información entre el ET y el Integrador con la frecuencia necesaria para trasladar las actualizaciones de dicha estructura”.
El anexo fue retirado, y también otro documento que en vez de revelar cifras absolutas, de número de militares, ofrecía un porcentaje de personal por cada unidad. Ahora bien, sabiendo la cantidad total de militares que forman el Ejército de Tierra (un dato que sí es público), también se podía averiguar el número de efectivos en cada unidad militar.
Esos anexos fueron suprimidos, así como otros muchos. La licitación de la polémica fue “limpiada” de documentación, y ECD ha podido saber que el 27 de septiembre se publicaron nuevos documentos: uno de ellos es el “Informe justificativo de la necesidad” en el que se incluyó esa referencia a una previsión de aumento de los alumnos de las academias militares en 2025, 2026 y 2027, como ya se contó en estas páginas.
Días después, el 2 de octubre, se subieron a la licitación el pliego de prescripciones técnicas y el pliego de cláusulas administrativas particulares.
El pliego de prescripciones técnicas es un documento de más de 2.000 páginas, en el que se detallan todos los requisitos técnicos que el Ejército de Tierra exige para cada una de las prendas que va a adquirir para vestir a los militares.
El contrato se divide en lotes de productos, hasta 20, pero el Lote 1 consiste en el servicio de integrador logístico: que una empresa se encargue de gestionar y distribuir las prendas.
Es decir, las empresas adjudicatarias del resto de lotes fabricará y entregará sus productos (camisas, pantalones, cazadoras, zapatos...) al integrador logístico, que los almacenará y los distribuirá a las diferentes unidades del Ejército de Tierra en base a las peticiones que se realicen a través de la aplicación de vestuario VIST-ET, también sostenida por el integrador logístico.
Por tanto, esa empresa se encargará de la recepción del material de vestuario y equipo, el almacenamiento, la gestión de stock, la preparación, distribución de pedidos de vestuario y la logística inversa.
En la parte del pliego de prescripciones técnicas dedicada al ‘Lote 1: Integrador’, la Dirección de Adquisiciones del Ejército de Tierra incluye un punto sobre ‘Área geográfica’.
Explica que “los pedidos serán distribuidos a unidades del ET en territorio nacional y extranjero. Se incorpora Anexo II al presente pliego, donde figuran las provincias donde se realizan entregas de pedidos y el porcentaje anual estimado respecto al total de pedidos realizados en cada una de ellas. El 0,37% de los pedidos anuales han sido entregados en unidades extranjeras”.
Advierte que “estas unidades podrían variar ligeramente durante la vida del contrato, con las altas y bajas que se puedan producir en las Fuerzas Armadas (FAS), debido principalmente a las diferentes adaptaciones orgánicas que sufre la estructura organizativa de las FAS y las modificaciones de los planes de incorporación de personal previsto para el conjunto de las FAS”.
Ese Anexo II ofrece una tabla con “% anual pedidos por provincia”.
Ya no aparecen unidades, sino las provincias y ciudades autónomas, y al lado un “% pedidos estimados”.
El mayor porcentaje de pedidos se concentra en Madrid, y le siguen Zaragoza, Valencia, Córdoba, Badajoz... hasta descender a provincias con porcentajes por debajo del 1%.
Obviamente, los pedidos estimados están en función del personal militar que hay en cada territorio, lo que explica que en Badajoz y Córdoba, donde tienen su base sendas brigadas del Ejército de Tierra, se prevea un número mayor de pedidos que en otras provincias donde la presencia de unidades militares es menor.
También se dan pistas sobre en qué zonas de España se concentra el grueso de los efectivos del Ejército de Tierra. Pero eso no deja de ser algo conocido, ya que es público dónde tienen su base las brigadas, regimientos y otras unidades de las Fuerzas Armadas.
Con esta nueva fórmula, el Ejército de Tierra sí evita revelar cuántos efectivos tienen, por ejemplo, las unidades que integran el Mando de Operaciones Especiales (MOE).
En el anexo que fue eliminado, se podían leer cifras exactas de cuántos militares estaban encuadrados su Cuartel General, el Grupo de Cuartel General (donde se encuadra la UOE2, una unidad de élite entre la élite), la Unidad Logística, y también el Grupo de Operaciones Especiales ‘Valencia III’ (GOE III), el Grupo de Operaciones especiales ‘Tercio de Ampurdán IV’ (GOE IV) y la Bandera de Operaciones Especiales ‘Caballero Legionario Maderal Oleaga XIX’ (BOEL XIX).
En el pliego de prescripciones técnicas colgado el 2 de octubre no hay tantos detalles: todo se mezcla en un único porcentaje de los pedidos que se estiman en la provincia de Alicante, donde aparte del MOE hay algunas otras unidades que también recibirán uniformes por este sistema, como la Subdelegación de Defensa y la Delegación del ISFAS en esta provincia.