Adam Sandler es uno de los actores más famosos y apreciados de la comedia estadounidense. Sandler ha recorrido un camino lleno de éxitos, fracasos y, sobre todo, cambios significativos desde sus primeros días en Saturday Night Live (SNL) hasta convertirse en una superestrella de Hollywood. Su carrera ha sido un viaje de evolución tanto en su estilo de comedia como en su habilidad para abordar papeles más serios.
A fines de la década de 1980, Adam Sandler empezó su carrera en la comedia actuando en clubes y apareciendo en programas de televisión como The Cosby Show. No obstante, su oportunidad más grande llegó en 1990, cuando fue contratado como guionista y actor para Saturday Night Live. Sandler se convirtió en una estrella durante su tiempo en SNL gracias a sus personajes extravagantes y su estilo de humor absurdo, que resonó con la audiencia joven de la época. Trabajos como "Opera Man" y "Canteen Boy" establecieron su posición en la cultura popular.
Después de salir de SNL en 1995, Sandler empezó a trabajar en el cine con comedias que aprovechaban su estilo provocativo. Se convirtió en una figura destacada en el cine de comedia gracias a películas como Billy Madison (1995) y Happy Gilmore (1996), y su enfoque en personajes infantiles con un toque de rebeldía y excentricidad se convirtió en su sello distintivo. Sandler se convirtió en un ícono del género en los primeros años debido a su humor de bajo perfil, que con frecuencia incluía gags físicos y situaciones absurdas.
En la segunda mitad de los años 90 y principios de los 2000, Sandler continuó su carrera en Hollywood, interpretando una serie de éxitos como The Waterboy (1998), Big Daddy (1999) y Mr. Deeds (2002). Estas películas fueron éxitos de taquilla y cimentaron su reputación como uno de los comediantes más rentables de la industria, aunque no siempre recibieron buenas críticas.
Sandler también empezó a desarrollar su productora, Happy Madison Productions, que sirvió como base para la producción de sus propias películas y las de otros comediantes. Sandler logró consolidar su dominio creativo sobre sus proyectos, lo que le permitió mantener su estilo distintivo en un momento en que las normas de la comedia cinematográfica empezaban a cambiar.
Sin embargo, a medida que progresaba su carrera, Sandler empezó a recibir críticas por la falta de innovación en sus películas, muchas de las cuales seguían una fórmula similar: un protagonista inmaduro que finalmente encuentra la redención o el amor. A pesar de que sus seguidores siguieron disfrutando de estas películas, empezó a surgir la percepción de que su humor se estaba estancando.
Adam Sandler demostró un deseo de salir de su zona de confort a mediados de los 2000 al diversificar su repertorio. Su carrera experimentó un cambio significativo debido a películas como Punch-Drunk Love (2002), dirigida por Paul Thomas Anderson. Sandler interpretó a un hombre con problemas emocionales en este film, un papel mucho más oscuro y complejo que el que suele interpretar en comedias. A pesar de que la película no tuvo éxito en el mercado de entradas, su actuación fue elogiada por la crítica y demostró que tenía el talento para interpretar roles dramáticos.
Esta tendencia continuó en películas como Spanglish (2004) y Reign Over Me (2007), en las que Sandler exploró personajes más complejos y emocionalmente cargados. Estos proyectos fueron cruciales para establecer a Sandler como un actor capaz de más que simplemente hacer reír, a pesar de que no siempre alcanzaron el éxito comercial esperado.
Adam Sandler ha experimentado un resurgimiento tanto en la comedia como en el drama en los últimos años. Su asociación con Netflix ha sido particularmente notable, ya que ha producido una serie de películas muy populares en Netflix. El acuerdo con Netflix ha revitalizado su carrera, dándole la libertad de experimentar y conectarse con nuevas audiencias, a pesar de que algunas de estas producciones han recibido críticas mixtas.
Su actuación en el thriller dirigido por los hermanos Safdie Uncut Gems (2019) fue un punto culminante en esta etapa. Sandler interpretó a un joyero de Nueva York con una vida llena de caos y apuestas arriesgadas en esta película. Aunque no recibió una nominación al Oscar, su actuación fue considerada una de las mejores de su carrera y consolidó su reputación como un actor versátil y capaz de interpretar papeles dramáticos intensos.