El PP descarta adelantos electorales en sus autonomías. El motivo es que sus encuestas internas por regiones solo le garantizan lograr la mayoría absoluta en tres de las comunidades en las que gobierna. Es el caso de Castilla y León, Extremadura y Murcia. En el resto de territorios (salvo Galicia, Andalucía y Madrid), seguirían dependiendo de Vox.
Tras haber dinamitado todos sus gobiernos de coalición con el PP –en Aragón, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Extremadura y Murcia-, Santiago Abascal ha dado esta semana un paso más y ha asegurado que Vox no apoyará los presupuestos en esas comunidades si los populares pactan la acogida solidaria de los migrantes menores que han llegado a Canarias sin acompañar, y que han desbordado los servicios sociales insulares y la paciencia de Fernando Clavijo.
Esa amenaza presupuestaria de Vox ha hecho que en Génova ya no se descarte que algún barón del PP se desmarque con un adelanto electoral. Al contrario que en la financiación, donde han pactado la unidad de acción para evitar disonancias, en la decisión de disolver las Cortes regionales Alberto Núñez Feijóo les deja manos libres.
La mayoría de barones del PP han valorado que, al igual que ocurrió primero en Andalucía, con Juanma Moreno, en las elecciones autonómicas de 2022, y después con Isabel Díaz Ayuso en Madrid en 2023, al menos Alfonso Fernández Mañueco, María Guardiola y Fernando López Miras conseguirían la mayoría absoluta si deciden en estos momentos adelantar elecciones en sus territorios.
En Génova admiten en privado que manejan encuestas que les indican que en estos territorios lo podrían alcanzar “fácilmente”, y así lo expresan en privado.
Según los datos que manejan en la sede nacional y en las autonomías, a los que ha tenido acceso Confidencial Digital, Vox ha tocado techo y, en Castilla y León, Extremadura y Murcia se sitúa al borde de la desaparición.
En cambio, en Comunidad Valenciana, Aragón y Baleares siguen dependiendo del partido de Santiago Abascal, lo que ha frenado los movimientos que se llevan sucediendo desde principios de verano para provocar una cascada de adelantos electorales en las autonomías del PP, que permita a los presidentes desprenderse de su socio y pillar a los dirigentes socialistas con el pie cambiado.
Un escenario que, incluso, se valoró con más fuerza en julio, tras la ruptura y el repunte en las encuestas, que ahora con unos datos más ajustados en los sondeos, admiten a ECD en varias direcciones regionales. De hecho, aseguran, los comités electorales del PP en las autonomías no han sido ni siquiera activados.
En cualquier caso, Génova concluye que el fenómeno que dio origen a Vox es fruto del cabreo de algunos grupos sociales, como ocurrió antes con Podemos; que el partido de Abascal no propone nada y por ello no va a llegar más lejos.
Desde las elecciones europeas del pasado 9 de junio, en el entorno de los barones del PP ya han empezado a echar cuentas, según las fuentes regionales consultadas por ECD. Con el matiz, siempre incluido, de que “unas elecciones europeas no son homologables a unas autonómicas”.
Pero lo cierto es que la tendencia muestra que la recuperación del voto de la derecha ya ha comenzado. En las generales de 2023 y en las europeas de 2024, el PP de Castilla y León, Extremadura y Murcia se ha situado en el 74-75% del voto de la derecha.
Por el momento, los barones del PP tendrán que buscar acuerdos puntuales durante esta legislatura, pero los cálculos más conservadores en el partido les sitúan tan cerca de los escaños que suponen la mayoría absoluta en los tres parlamentos autonómicos, donde, en su caso, les bastará con algún acuerdo puntual con las fuerzas territoriales, mucho menos ideologizadas y más pragmáticas que un socio como Vox.
En cambio, el valenciano Carlos Mazón sube a costa de Vox, pero sigue necesitando a los de Abascal para la mayoría absoluta. Si se celebraran ahora elecciones, el PP obtendría en la Comunidad Valenciana 46 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta
Vox perdería cuatro puestos y el PSOE sólo se beneficiaría de dos de los cuatro diputados que se dejaría Compromís.
El PP también amplia la actual mayoría que ostenta en las Cortes de Aragón y que le permite gobernar a Jorge Azcón. En cambio, a diferencia de lo que las encuestas apuntan para la Comunidad Valenciana, donde Vox sale electoralmente erosionado de la ruptura, en Aragón este giro no pasaría factura parlamentaria a los de Abascal.
Seguirían teniendo la llave del Gobierno aragonés y serían decisivos para que Azcón pudiera volver a ser investido presidente. Vox mantendría su actual número de escaños, pese a que perdería unos 10.000 votantes, el 13% de los que eligieron su papeleta en las autonómicas de mayo de 2023.
La salida de Vox de los gobiernos populares ha abierto un abanico de escenarios que van, desde los más conservadores, como la continuidad de un Ejecutivo monocolor del PP en minoría, hasta los más improbables, como una moción de censura que agrupara al resto del arco parlamentario.
En medio de ambas opciones, y aunque de momento los populares lo descartan también en privado, los presidentes están en condiciones de convocar elecciones anticipadas, dado que se cumplen los requisitos que exigen los respectivos estatutos de autonomías.
De hecho, los cinco presidentes del PP amenazados por la ruptura de sus socios de coalición podrían fijar ya una fecha para elegir un nuevo parlamento autonómico.
Se cumplen los dos condicionantes previstos en la normativa. En concreto, los estatutos de autonomía fijan que solo se podrán convocar elecciones si ha transcurrido un año desde la última disolución de las Cortes y siempre que no esté en trámite una moción de censura.
No obstante, se trata de una opción que pocos dirigentes políticos regionales o nacionales ven cercana. La mayoría apuestan por la continuidad de los gobiernos afectados por la salida de Vox, que acusa al PP de obligarles a romper sus pactos por la acogida de menores migrantes.
La mayoría de presidentes autonómicos ha acometido una “reestructuración” de sus ejecutivos que les permita seguir al frente lo que resta de legislatura. En minoría, eso sí, y obligados a buscar alianzas con la formación de Abascal para proyectos clave como son los presupuestos autonómicos.
Por lo pronto, la estrategia conjunta contempla dejar en el aire las leyes más polémicas de Vox, y esperar hasta final de año para que un bloqueo de las cuentas les permita justificar entonces el adelanto electoral.
En Génova tampoco se pasa por alto que la crisis del PP en los gobiernos con Vox ha sorprendido al PSOE sin culminar su renovación territorial.
La inestabilidad sobrevenida en los ejecutivos autonómicos ha cogido a los socialistas con el pie cambiado en algunas federaciones. En Ferraz apuestan ahora por precipitar los congresos autonómicos, tras el adelanto del congreso federal del PSOE, con el fin de asentarse como alternativa.
Solo en Comunidad Valenciana y Extremadura se anticiparon de forma extraordinaria los congresos orgánicos para renovar proyecto y liderazgos tras la pérdida de estos gobiernos.
