El aspecto de la parte de atrás de la iglesia del Pi se está perdiendo y todo gracias a los conocidos como vándalos del aerosol. Gracias a ellos la Escola Pia de Sant Antoni, la escalinata de la capilla de la Misericòrdia, la puerta de la iglesia de Sant Llatzer, la sede de Casa Asia... lucen con pintarrajos que constatan una degradación de las calles más viejas de Barcelona y que ha querido denunciar La Vanguardia.
Barcelona sufre las consecuencias de los cambios en las normas de cortesía del grafiti. Hasta febrero los equipos de limpieza municipales solo adecuaban las fachadas catalogadas con el nivel de protección D, el mínimo, el de cualquier fachada del Eixample. En febrero los técnicos dieron una primera pasada a las zonas más afectadas de la urbe, y antes delverano la segunda, y ya van por la tercera. Una situación que ensombrece los monumentos más emblemáticos de la ciudad.