En las noches tórridas de verano se duerme peor. Esto se debe a que la subida de la temperatura corporal hace que el cerebro genere menos melatonina, la hormona que segrega el cuerpo humano y que actúa como reguladora y precursora del sueño.
Dormir poco genera mal humor, irritabilidad o bajo rendimiento. Si la falta de sueño se produce de manera persistente puede llegar a provocar trastornos mentales, como depresión, ansiedad, neurosis o fobia, según advierte el experto en medicina del sueño Àlex Ferré.
Cuando los días son más largos, la luz solar nos estimula durante mucho más tiempo provocando que el cuerpo no sienta tantas ganas de dormir como en los meses previos.
A medida que el día se alarga, nuestro ritmo circadiano, el "reloj interno" del cuerpo, se retrasa, un hecho que además puede verse aún más agravado con prácticas, más propias de esta época estival del año, como cenar más tarde (o copiosamente) de lo habitual; tener el aire acondicionado puesto; seguir un horario irregular o consumir bebidas alcohólicas que favorezcan la deshidratación.
Para la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, una de las causas más comunes de insomnio se produce a consecuencia de las hormonas, entre ellas la melatonina, cuya producción baja y hace que nuestro cerebro permanezca despierto más tiempo. Un proceso muy común durante el verano.
Aunque no hay datos oficiales, algunas fuentes estiman que en torno a 187.000 españoles consumen melatonina para intentar conciliar el sueño.
Lo primero que destaca el doctor Ferré es que la melatonina se la toma "todo el mundo", pero "nadie sabe por qué". Es un suplemento que se vende en farmacias (sin receta médica) y se utiliza para ayudar a regular el sueño. Se puede encontrar en diversas formas, como tabletas, cápsulas, gomitas y líquidos.
En verano, las ventas de este suplemento se disparan, según confirman fuentes del sector farmacéutico.
Los expertos insisten en que la melatonina no es una pastilla para dormir. "No es para el insomnio", recuerda el doctor Ferré. La melatonina sirve para regular los ritmos circadianos, los ciclos biológicos que regulan el sueño. Es decir, ayuda a sincronizar el organismo dentro de un horario determinado.
Por ejemplo, una persona que trabaja de noche y le cuesta conciliar el sueño por el día, podría tomarla –lo recomendable es durante 15 días o un mes como mucho– para acostumbrar a su organismo a dormir en horario diurno.
El doctor Ferré añade que la melatonina puede ayudar a ajustar los horarios de aquellos que sufren el síndrome de la fase tardía del sueño. Las personas con este trastorno tienen un retraso significativo en el horario de inicio del descanso nocturno y en el horario de despertar, en comparación con los horarios socialmente convencionales. Se duermen más tarde y se despiertan más tarde.
A diferencia de algunos medicamentos para el sueño, como las benzodiacepinas o ciertos hipnóticos, la melatonina no tiene propiedades que generen adicción. "No es ni tóxica, ni genera dependencia, pero hay que saber cuando tomarla", subraya el doctor Ferré.
Cabe recordar que los expertos recomiendan encarecidamente consultar a un médico o especialista del sueño antes de tomar melatonina, en parte porque el suplemento no aborda muchos problemas de salud subyacentes que pueden estar perturbando el sueño.