En plenos Juegos Olímpicos de Tokio 2020 –celebrados en 2021 por la pandemia– la gimnasta estadounidense Simone Biles anunció inesperadamente su retirada por problemas de salud mental. Esta decisión recibió críticas muy duras, especialmente en las redes sociales, donde miles de usuarios menospreciaron la valía de la gimnasta por no poder sobreponerse a la situación.
La multimedallista olímpica se mantuvo firme y priorizó su salud mental por encima de su vida deportiva, una acción que, dejando al lado aquellas críticas, fue aplaudida por otros deportistas. Tras dos años de recuperación, regresó a la competición y ahora ha vuelto a brillar en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Simone Biles no es, ni mucho menos, la única deportista de élite que ha sufrido trastornos mentales. Pero sí es de las pocas que ha hablado de ello abiertamente.
"La salud mental sigue estando muy estigmatizada", sostiene Enric Soler, psicólogo y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC (Universidad Oberta De Catalunya). "En el deporte de élite se da más importancia al éxito que a las dificultades o al dolor, hay muchísimo sufrimiento que no trasciende a la población", añade Soler.
El 33,6% de los deportistas de élite sufre ansiedad y depresión, según datos del Plan de Acción del Comité Olímpico Internacional. La presión a la que se ven sometidos es extrema: "Se encuentran a merced de las expectativas de resultados y de patrocinadores que se juegan mucho dinero. Esto hace que pierdan la sensación de ser seres humanos para empezar a sentir que son objetos de marketing, unos objetos de generación de ingresos para muchísimas empresas".
Otro deportista que ha arrojado luz a todo este asunto es el jugador de baloncesto español Ricky Rubio, quien fue una de las bajas más sonadas de la selección española en el Preolímpico de Valencia, y ahora de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Ricky Rubio ha decidido no participar en los juegos para cuidar de su salud mental, tal y como explicó el pasado mes de junio en una rueda de prensa. Hace unos meses ya había contado a los medios que no se sentía bien y que había desarrollado "un estrés crónico, algo similar a un trastorno de ansiedad".
"Cabe valorar a los primeros deportistas que ya son capaces de decir que no van a competir este año por una cuestión de salud mental", destaca Soler. "El hecho de poder enfrentarse y hacer público esto desmitificando el estigma de la salud mental indica que están en un proceso muy bueno de recuperación". También, señala Soler, el decirlo públicamente ayuda a "humanizar" la figura del atleta olímpico.
El capitán de la selección española de fútbol, Álvaro Morata –quien ha sido víctima de ataques y comentarios negativos tanto por parte de algunos medios como en redes sociales e incluso de la propia afición– es un deportista que también ha admitido haber sufrido malestar emocional. "No pasé una depresión, pero estuve cerca", dijo hace ya algunos años.
Morata aseguró el día en el que se celebró la final contra Inglaterra que, si no fuera por los jugadores Andrés Iniesta y Bojan Krkić, no hubiera jugado esta Eurocopa. "Me acuerdo de ellos ahora porque han pasado momentos como los que yo he pasado y sobre todo que siempre hay luz al final de todo", admitía en un vídeo difundido por la Federación Española de Fútbol .
Iniesta sufrió una depresión en la temporada que acabó con el triunfo de España en el Mundial. Boján atravesó problemas de ansiedad que le impidieron jugar la Eurocopa 2008 y desarrollar su carrera con normalidad.
A la presión extrema que sufren los deportistas se suman los insultos que muchas veces tienen que soportar en las redes sociales. Es el caso de la atleta de élite Ana Peleteiro que recibió en julio una avalancha de comentarios xenófobos tras compartir una fotografía en Instagram en la que hacía alusión al moreno que estaba cogiendo debido a los entrenamientos al aire libre.
"A ti el moreno no se te ve", le espetó un usuario. Le llegaron decenas de comentarios de este estilo, según denunció. "Me da mucha rabia e impotencia, pero sobre todo pena, que a día de hoy sigan existiendo este tipo de personas y que además se sigan permitiendo este tipo de comentarios en las redes sociales, sin ningún tipo de represalia", lamentaba Peleteiro en una publicación que compartió en su Instagram.
En eventos del calibre de los Juegos Olímpicos los internautas no dudan en publicar sus opiniones sin importarles lo ofensivas que sean. Normalmente se esconden bajo un pseudónimo. No solo se meten con los atletas, a veces lo hacen también con las propias categorías.
Un usuario publicó ayer en la red social X el siguiente mensaje: "A mi me tendréis que explicar cómo esta puta mierda es un deporte olímpico y el fútbol sala por ejemplo no. Es surrealista", decía refiriéndose a un vídeo en el que aparecía la joven gimnasta rusa Yana Kudriávtseva durante una competición de los Juegos.
El tuit acumula más de 10 millones de visitas, más de mil retuits y casi 24 mil de me gustas.