Pablo Iglesias e Irene Montero decidieron meter en la campaña de las pasadas elecciones europeas el juicio contra su presunto acosador en el chalet de Galapagar (Madrid). El exlíder de Podemos y la candidata del partido convocaron ese día a los medios a las puertas del juzgado, para defender que el acoso que vivieron en su domicilio es “consecuencia” de la “violencia mediática” que sufrieron durante su etapa como ministros.
Hace unos días, Miguel Frontera, el hombre acusado de acosar entre mayo y diciembre de 2020 a Pablo Iglesias e Irene Montero a las puertas de su casa, cuando eran vicepresidente del Gobierno y ministra de Igualdad respectivamente, fue absuelto. Pese a ello, Montero presume en privado en su entorno de que ha ganado a Pedro Sánchez y a su esposa, Begoña Gómez, el relato sobre quién es más “víctima del fango”.
Considera que la opinión pública ha concluido que nadie en esta democracia, pese a que Sánchez y su mujer se hayan presentado como víctimas de la “máquina del fango”, han sufrido un acoso como el que han padecido Irene Montero y Pablo Iglesias, también pareja.
Destaca que nadie en la política ha estado sitiado en su casa durante meses por una “manada de fascistas”. Nadie ha sido señalado por comprarse una vivienda. Nadie ha sido tan desprestigiado con falsedades. Nadie ha sido perseguido, en plena calle, en un restaurante, hasta en presencia de sus hijos. Nadie ha sido tan deshumanizado y demonizado.
Y recuerda también que todo el mundo pudo ver por televisión que ella y su pareja fueron “acosados” incluso cuando acudían a un juicio por acoso. Un grupo de ultras se personó en el lugar y les insultó, llegando Iglesias a encararse con uno de ellos. La dirección del partido morado se encargó de distribuir después las imágenes del incidente para explotar mediáticamente el caso.
