Las uñas protegen las puntas de los dedos, zona donde se concentran miles de terminaciones nerviosas, pero además mejoran las sensaciones y actúan como herramientas. Formadas de queratina, las uñas sanas suelen tener un color rosado o similar al de la piel, pero pueden variar en forma y apariencia según la composición genética de cada persona. Golpes, enfermedades o alteraciones pueden transformar la uña.
La dermatóloga Leire Barrutia explica, en su cuenta de Instagram, lo que pueden esconder estos tres tipos de alteraciones frecuentes en las uñas.
Es habitual encontrar manchas blanquecinas, que la creencia popular afirma que se producen por falta de calcio; sin embargo, esto es un mito: «La realidad es que no tiene nada que ver con el calcio y se deben a microtraumatismos o pequeños golpes, que sin darnos cuenta al hacer de forma repetida, producen estas manchas blanquecinas».
El segundo tipo de alteraciones en las uñas son aquellos que dan una apariencia de uña picada: «Son como agujeritos que aparecen en las uñas y que pueden estar relacionadas con algunas enfermedades de la piel». Es importante acudir a un dermatólogo porque pueden diagnosticar alteraciones como, por ejemplo, la psoriasis.
El tercer tipo es la aparición de manchas marrones longitudinales o bandas de pigmento en las uñas que llamamos melanoniquia. Estas bandas pueden aparecer por muchísimas causas: «pueden ser fisiológicas como tener un fototipo más alto, una piel más oscura, pueden aparecer durante el embarazo o estar relacionado con la toma de fármacos o con alguna enfermedad de la piel o sistémicas, pero también puede corresponder a un lunar subungueal. Es importante siempre consultarlo con un dermatólogo porque podría corresponder también un melanoma subungueal», concluye la dermatóloga.
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