María Corina Machado ha sido distinguida con el Premio Václav Havel, un galardón que se otorga anualmente a personas o grupos que han realizado contribuciones significativas en la defensa de los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho. Su hija Ana Corina recibió el premio en una ceremonia que refleja la importancia de luchar por los derechos humanos en el contexto contemporáneo. No puede negarse que el hecho de que María Corina haya sido la recipiendaria ha sido recibido con beneplácito, interés y, sobre todo, con respeto, en Venezuela y en buena parte del ámbito internacional.
Este premio fue establecido en 2013 por el Parlamento Europeo en honor a Václav Havel, ex presidente de Checoslovaquia y de la República Checa, para reconocer su papel en la lucha por la democracia y los derechos humanos.
Pero muchos no saben de la historia y la obra de Václav Havel. Quiero contarla porque puede dar luces para resolver la compleja situación venezolana. Havel fue un destacado dramaturgo, ensayista y político checo que desempeñó un papel crucial en la transición de Checoslovaquia de un régimen comunista a una democracia parlamentaria. Su presidencia se desarrolló en dos etapas: primero como presidente de Checoslovaquia desde 1989 hasta 1992, y luego como presidente de la República Checa desde 1993 hasta 2003, tras la disolución de Checoslovaquia.
El joven Havel se formó como dramaturgo y escritor, y sus obras a menudo abordaban temas de la moralidad y la política. Su primera obra significativa, La Garden Party, se estrenó en 1963 y marcó el inicio de su carrera en el teatro. Durante la década de 1960, Havel se convirtió en una figura prominente en la escena cultural e intelectual checoslovaca, pero su trabajo fue censurado tras la invasión soviética en 1968, que puso fin a la Primavera de Praga. A medida que se consolidaba el régimen comunista, Havel se convirtió en un disidente activo. En 1977, cofundó la Carta 77, un movimiento que abogaba por el respeto de los derechos humanos y la libertad de expresión en su país. Esto lo llevó a ser encarcelado varias veces a lo largo de la década de 1970 y principios de 1980. En noviembre de 1989 tuvo lugar la llamada “Revolución de Terciopelo”, un movimiento pacífico que resultó en el colapso del régimen comunista en Checoslovaquia. Havel se convirtió en una figura central del movimiento y fue elegido presidente del país en diciembre de 1989. Su liderazgo fue crucial para guiar la transición hacia la democracia.
¿Pero cómo fue eso? ¿Cómo los comunistas checoslovacos, apoyados por los soviéticos, terminaron aceptando que su hora final en el poder había llegado?…
Pues se formó un gobierno de coalición que incluía a miembros del Partido Comunista y a los partidarios de Václav Havel. Este gobierno de coalición se caracterizó por una transición hacia la democracia y la economía de mercado, buscando integrar a diversas fuerzas políticas en un proceso de cambio. A pesar de la participación de los comunistas en el gobierno, la coalición estaba dominada por los partidos que defendían la democracia y los derechos humanos, que obviamente eran la mayoría. Con el tiempo, a medida que se consolidó la democracia y se celebraron elecciones libres, el Partido Comunista fue perdiendo influencia y apoyo, y Havel y sus aliados pudieron establecer un gobierno más orientado hacia la democracia liberal. La transición fue un proceso complejo y, aunque hubo una cooperación inicial, las tensiones políticas y las diferencias ideológicas entre los antiguos comunistas y los nuevos demócratas se hicieron más evidentes con el tiempo. Pero pudieron resolverse y siguen resolviéndose.
¿Será que en Venezuela puede lograrse algo parecido? Casos similares han sucedido con éxito, donde las transiciones se han llevado a cabo mediante formas de gobierno compartido. Después del fin del apartheid, Sudáfrica estableció un gobierno de unidad nacional que incluyó a varios partidos políticos, entre ellos el Congreso Nacional Africano (ANC), el Partido Nacional (NP) y el Partido de la Libertad Inkatha (IFP). Este gobierno compartido fue fundamental para guiar al país hacia unas elecciones democráticas y la redacción de una nueva constitución. De Klerk, el presidente que liberó a Mandela, participó activamente en las conversaciones que resultaron en un nuevo marco constitucional y en las primeras elecciones multirraciales en 1994.
Chile es otro ejemplo: el país estuvo bajo la dictadura de Augusto Pinochet desde 1973 hasta 1990, un período caracterizado por violaciones a los derechos humanos y la represión política. En 1988, se realizó un plebiscito en el que los ciudadanos votaron para decidir si Pinochet continuaría en el poder por ocho años más. La opción «NO» ganó abrumadoramente, lo que llevó a negociaciones para una transición democrática. En 1989, se organizaron elecciones democráticas que resultaron en la victoria de la Concertación de Partidos por la Democracia, una coalición de partidos de centroizquierda y en marzo de 1990, Patricio Aylwin asumió la presidencia. Pinochet se mantuvo como comandante en jefe del ejército y senador vitalicio hasta 1998, cuando su régimen comenzó a desmantelarse a medida que se consolidaba el nuevo gobierno democrático.
Finalmente, quiero citar a Polonia, un país que había estado bajo un régimen comunista desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En la década de los ochenta era evidente el descontento social y comenzaron las protestas. En 1989, tras una serie de negociaciones entre el gobierno comunista y el movimiento Solidaridad (que lideraba las protestas encabezado por Lech Walesa), se acordó celebrar elecciones parcialmente libres. En junio de 1989, Solidaridad ganó la mayoría de los escaños, lo que llevó a la formación de un gobierno no comunista y en agosto de 1989, Tadeusz Mazowiecki se convirtió en el primer ministro no comunista en Polonia desde la llegada del régimen soviético, marcando el inicio de una transición hacia un sistema democrático. Jaruzelski, quien había declarado la ley marcial en 1981 y había reprimido a los movimientos de oposición, desempeñó un papel en la apertura del diálogo y tuvo un papel notable en la transición polaca, tanto como líder del régimen comunista como en su disposición a participar en el proceso de diálogo que condujo a la democratización del país.
¿Por qué en Venezuela no puede suceder algo así?
Como presidente, Havel se centró en la promoción de los derechos humanos, la democracia y la integración de su país en la OTAN y la Unión Europea. También enfrentó desafíos, como las tensiones entre checos y eslovacos que eventualmente llevaron a la separación pacífica de Checoslovaquia en 1993. Y como todo político, recibió críticas por su estilo de liderazgo y algunas decisiones. Pero lo que más se destaca es su arraigado compromiso con los valores democráticos y su increíble habilidad para unir a diferentes facciones políticas en un momento de cambio significativo. Siempre mantuvo una fuerte presencia moral y ética en la política checa y europea, y es recordado como una figura inspiradora que abogó por la paz, la libertad y la justicia.
Que Havel nos sirva de ejemplo…
@cjaimesb
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