Venezuela escribió sus primeras páginas en la historia de la reproducción asistida en América Latina a finales de los 80. En un país que evolucionaba, un grupo de visionarios se propuso desafiar los límites de la naturaleza y ofrecer esperanza a quienes anhelaban ser padres. Entre ellos, Juan Aller, médico fundador de Fertilab, la primera unidad que ofreció técnicas revolucionarias de medicina reproductiva en el país.
Con una mezcla de pasión, conocimiento y tecnología, este laboratorio sentó las bases de la fertilización in vitro en Venezuela.
Con miles de historias de éxito a cuestas, la primera data del 24 de febrero de 1986: una niña, Coromoto Josefina, que hoy día es una mujer sana y feliz.
Desde entonces, la fertilización in vitro ha experimentado un crecimiento exponencial, convirtiéndose en una opción cada vez más accesible para parejas con dificultades para concebir.
Betania Aller, ginecóloga, obstetra y especialista en fertilidad, se encarga de seguir labrando el camino de lo que dejó de ser el sueño de su padre para convertirse en una realidad tangible.
La primera piedra la puso un joven Juan Aller, quien se graduó en la Universidad Central de Venezuela. Su interés por la Obstetricia y Ginecología lo llevó a realizar un posgrado en la Maternidad Concepción Palacios.
Luego, se marchó a Estados Unidos, donde estudió en Universidad de Harvard en Boston, Massachusetts. Obtuvo una beca para especializarse en fertilidad en Filadelfia.
En los años 70, decidió regresar al país. Era casi un deber. Tenía que volver para poner en práctica lo aprendido en una Venezuela que poco, o nada, sabía sobre las diversas técnicas que podrían implementarse para concebir. Debía brindar oportunidades. Aunque sabía que no sería fácil.
“Los inicios de la medicina reproductiva a nivel mundial fueron bastante complejos, así que imagínate lo que pasó en Venezuela”, indica Betania Aller. “En 1974, mi padre comenzó muy por debajito. Poco a poco. Ayudaba a las pacientes con sus ovulaciones a través de medicamentos nuevos que entraban en el mercado y que prometían brindarles respuesta a sus problemas de concepción. Pero, de un momento a otro, se fomentó tanto interés que se obligó a expandir las prácticas”.
En 1986 se realizó la primera inseminación artificial en Venezuela mientras se formaba el primer banco de semen del país.
“Fue una época muy interesante”, recuerda la doctora como si hubiese estado ahí. Y, de alguna manera lo estuvo: su padre le contaba todo. Además, lo acompañó durante su formación y por años en el consultorio que hoy ella dirige.
En Latinoamérica, todas las unidades de fertilidad en aquella época realizaban los procedimientos, pero no se lograban embarazos. Uno de los primeros tres casos en la región en fecundar exitosamente a una paciente con las técnicas de reproducción asistidas en el laboratorio ocurrió en Venezuela.
Con el paso de los años, Fertilab se convirtió en un referente en el campo de la reproducción asistida en Venezuela y el mundo. Sus logros trascendieron fronteras, convirtiendo al país como un destino para quienes buscaban soluciones a sus problemas de fertilidad.
La clínica se destacó por su enfoque integral, que combinaba la excelencia médica con un trato humano personalizado. Cada paciente era recibido con empatía y respeto, y se le brindaba todo el apoyo necesario durante el tratamiento. “Eso no ha cambiado, ni cambiará”, reitera Aller.
Así fue como la siguiente generación de la familia continuó el legado. Betania Aller, al igual que su padre, sintió desde muy pequeña una profunda vocación por ayudar a las parejas a cumplir su sueño de tener hijos. Con una formación sólida y una pasión inquebrantable, se unió al equipo, aportando nuevos conocimientos y perspectivas.
Bajo su liderazgo, la clínica se mantiene a la vanguardia de la medicina reproductiva, adoptando las últimas tecnologías y protocolos clínicos.
Uno de los aspectos más destacados de este laboratorio que continúa –desde su fundación– prestando servicio en el noveno piso de la Clínica El Ávila de Altamira, en Caracas, es su compromiso con la investigación.
En su más de de 50 años de historiaha llevado a cabo numerosos estudios científicos, contribuyendo al avance del conocimiento en el campo de la reproducción asistida. Además, ha sido pionera en la implementación de nuevas técnicas, como la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), que han permitido aumentar significativamente las tasas de éxito de los tratamientos.
“No obstante, los pioneros consiguen cierto grado de resistencia a los cambios, sobre todo desde el punto de vista religioso”, señala la especialista.
“Desde el principio hubo muchas organizaciones en contra de lo que hacíamos. No las entendían. Fue tortuoso, la aprobación era inexistente. Sobre todo, por parte de la Iglesia cuya opinión sigue siendo muy negativa”.
Pero con aplomo, más allá de los reproches y además de logros científicos y tecnológicos, Fertilab ha dejado una huella imborrable en la vida de miles de familias. Gracias a su trabajo, innumerables niños han llegado al mundo, llenando de alegría los hogares de quienes antes veían un futuro incierto. Su historia habla de esperanza, perseverancia y amor.
Las técnicas de reproducción asistida, cuenta Betania Aller, se dividen en dos: de baja y alta complejidad. Las segundas deben hacerse específicamente en el laboratorio bajo indicaciones muy puntuales.
“Ayudamos, de forma artificial, a que ese espermatozoide y ese óvulo se junten pues está costando que el proceso suceda naturalmente in vivo, en las trompas de Falopio de la mujer”.
“Hacemos primero una estimulación ovárica para que produzca todo el pull de óvulos que fueron reclutados ese mes. Luego de aproximadamente 10 días en tratamiento, esos folículos tienen el tamaño adecuado y se realiza la aspiración vía transvaginal con sedación en el laboratorio de reproducción”, explica.
“El procedimiento se lleva a cabo con una aguja larga, guiada por un ultrasonido, que ingresa dentro del ovario, específicamente dentro del folículo, que es la estructura visible que tiene el óvulo adentro. Este óvulo está contenido en este líquido que pasará al laboratorio donde los embriólogos podrán colocarlos en unas cápsulas junto con los mejores espermatozoides del padre, o también pueden hacer el proceso de microinyección de ese espermatozoide dentro del óvulo. De hecho, esta técnica se realiza en hombres que tienen una disminución importante en su cantidad y calidad espermática”, continúa.
Posteriormente, se prepara el óvulo, la pareja de la paciente (o el donante) entrega la muestra de semen, se hace la selección de los mejores espermatozoides y una vez comienza el delicado proceso de selección, se consigue al mejor potencial de los óvulos y espermatozoides. “Es allí cuando sucede la magia: se unen naturalmente ambos en las cápsulas y se lleva a cabo la fecundación”, señala la doctora.
“Posteriormente estos embriones pasaran entre 3 y 5 días en el laboratorio bajo supervisión, es decir, que simulen lo que sucede dentro del cuerpo, para luego seleccionar el mejor embrión, uno o dos dependiendo de la calidad, que será transferido, vía transvaginal en un proceso muy sencillo parecido a una citología”, describe.
“No hay dolor. En ese momento, la mujer les da la bienvenida a sus embriones en el útero; guiado por un ultrasonido, sigue el proceso de implantación y finalmente se logrará el tan deseado embarazo, de resultar exitoso el procedimiento. Algo comprobable unas 2 semanas después del evento”.
Para la doctora Betania Aller resulta vital comprender que cada caso de infertilidad es único y requiere una evaluación exhaustiva. A pesar de los avances en las técnicas de reproducción asistida, es crucial establecer expectativas realistas.
Las tasas de éxito de estos tratamientos, aunque en constante mejora, varían entre 35% y 45% por ciclo, y pueden ser aún menores en casos complejos.
Factores como la edad de la paciente, la calidad de los gametos y la presencia de enfermedades subyacentes influyen significativamente en los resultados. Si bien técnicas como la donación de ovocitos o el diagnóstico genético preimplantacional pueden aumentar las tasas de éxito, no garantizan un embarazo en todos los casos.
Es importante destacar que la fertilidad es un proceso complejo que involucra tanto aspectos físicos como emocionales. El estrés, la ansiedad y otros factores psicológicos pueden afectar negativamente los resultados del tratamiento.
“Por ello, en Fertilab brindamos un acompañamiento integral a nuestros pacientes, no solo a nivel médico, sino también emocional”.
La inversión económica asociada a los tratamientos de reproducción asistida es considerable y, lamentablemente, no suele estar cubierta por los seguros médicos. “Sin embargo, en la clínica contamos con un programa de apoyo económico para pacientes de escasos recursos, demostrando nuestro compromiso con la accesibilidad a estos tratamientos”, señala.
El costo total de un tratamiento puede variar dependiendo de factores individuales como la edad de la paciente, la causa de la infertilidad y el número de ciclos necesarios. “Como referencia, el procedimiento suele tener un costo base de alrededor de 6.000 dólares, al que se suman los gastos en medicamentos, que pueden oscilar entre 3.000 y 4.000 dólares adicionales. Al final, el costo promedio de un ciclo de fecundación in vitro en nuestra clínica oscila entre los 10.000 y 12.000 dólares”. Adicional a eso, la criopreservación de gametos o embriones implica un costo adicional de aproximadamente 400 dólares por muestra.
La asequibilidad de los tratamientos y la calidad de la atención médica que ofrecen en Fertilab atraen a pacientes de diversas partes del mundo, especialmente de Estados Unidos y Europa. En comparación con otros países, en donde un procedimiento puede costar más de 50.000 dólares, los costos en Venezuela son significativamente más bajos, lo que, combinado con un trato humano y personalizado, les ha permitido posicionarse como una opción atractiva para quienes buscan soluciones a sus problemas de fertilidad.
“A lo largo de nuestra trayectoria en Fertilab, hemos tenido el privilegio de acompañar a innumerables pacientes en su búsqueda de bebecitos. La diversidad de historias y el compromiso de cada persona nos han inspirado profundamente. Hemos sido testigos de la resiliencia de aquellos que, a pesar de las limitaciones económicas, no renuncian a su sueño de formar una familia», dice la médica.
Por esta razón, nació Fundafer, un espacio donde la solidaridad y la empatía se convierten en motor de cambio. «A través de esta iniciativa, hemos podido brindar apoyo financiero a pacientes de escasos recursos, demostrando que la medicina reproductiva puede ser accesible para todos”, manifiesta Betania Aller.
También aplaude la generosidad de sus pacientes. Una que, reitera, no conoce fronteras. Siempre son gratamente sorprendidos por la solidaridad de muchas que, al alcanzar su objetivo de ser madres, deciden retribuir apoyando a otras mujeres en situaciones similares. “Esta cadena de solidaridad es un testimonio del espíritu humano y un reflejo de los valores que nos guían”, dice
“En Fertilab, creemos que la salud reproductiva es un derecho fundamental y que la búsqueda de la paternidad debe ser accesible para todos”.
Para maximizar las posibilidades de éxito en tratamientos de reproducción asistida, es fundamental que tanto hombres como mujeres adopten un estilo de vida saludable. Esto implica una alimentación balanceada, rica en alimentos naturales y baja en procesados, así como la práctica regular de actividad física. Además, es crucial gestionar el estrés y cuidar la salud mental. Estos factores influyen significativamente en la fertilidad.
El sobrepeso, la obesidad y el tabaquismo son factores de riesgo conocidos y deben abordarse antes de iniciar cualquier tratamiento. De igual manera, enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión pueden comprometer la fertilidad y requieren un control adecuado.
Por eso, en Fertilab, también ofrecen diagnósticos genéticos preimplantacionales para parejas con antecedentes familiares de enfermedades hereditarias. Esta técnica permite seleccionar embriones sanos antes de la transferencia al útero materno, garantizando así que el bebé nazca libre de la enfermedad genética en cuestión.
En resumen, un estilo de vida saludable, una alimentación equilibrada y la detección temprana de posibles problemas de fertilidad son clave para aumentar las probabilidades de éxito en los tratamientos de reproducción asistida.
“Nosotros combinamos la tecnología más avanzada con un enfoque personalizado para brindar a nuestros pacientes la mejor atención y ayudarles a cumplir su sueño de tener un hijo”, destaca la especialista.
Betania Aller también fue vicepresidenta de la Asociación Venezolana de Medicina Reproductiva y Embriología (AVEMERE), y durante sus funciones tuvo la oportunidad de analizar a fondo la infertilidad en el país.
Los datos recopilados evidencian un patrón similar al observado a nivel mundial: aproximadamente el 50% de los casos de infertilidad se atribuyen a factores masculinos y el otro 50% a femeninos.
Es fundamental destacar que tanto hombres como mujeres deben someterse a una evaluación completa para determinar la causa. Lamentablemente, es común que las mujeres sean las primeras en buscar atención médica, mientras que los hombres suelen postergar los estudios espermáticos.
Sin embargo, es esencial comprender que la fertilidad es un proceso que involucra a ambos miembros de la pareja y que un diagnóstico preciso requiere de la evaluación de ambos.
Fertilab ha evolucionado de un pequeño equipo pionero a una unidad de reproducción asistida compuesta por cerca de 20 profesionales altamente capacitados. “Nuestros inicios se remontan a un grupo reducido de médicos, enfermeras y biólogos, quienes con pasión y dedicación sentaron las bases de lo que hoy somos”, acota Allen.
Hoy, la familia la encabezan, además de Allen, Gustavo Mendoza, su esposo, y Alfredo Martell.
“Desde la primera consulta, ofrecemos un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado. Contamos además con un equipo de ginecólogos obstetras que complementan nuestros servicios y brindan apoyo continuo a las parejas. Además, en paralelo, nuestro laboratorio, dirigido por el José Carlos Rosales, es el corazón de Fertilab. Un equipo de embriólogos altamente especializados se encarga de llevar a cabo los procedimientos de fecundación in vitro con la más alta precisión. Desde la extracción de óvulos hasta la transferencia embrionaria, cada etapa es ejecutada con el máximo cuidado y experticia”.
La sinergia entre el equipo médico y el laboratorio, dice, sumada a la atención personalizada que brindan a cada paciente, les permite ofrecer resultados excepcionales y cumplir el sueño de muchas parejas de formar una familia.
Aller destaca, a su vez, que mantener los más altos estándares de calidad en un laboratorio de reproducción asistida es un desafío constante, especialmente en entornos complejos como el de Venezuela. Factores externos como fluctuaciones en el suministro eléctrico y las condiciones climáticas pueden comprometer la integridad de los procesos.
“Para garantizar la continuidad de nuestros servicios y la seguridad de nuestros pacientes, hemos implementado diversas estrategias. Entre ellas destaca la telemedicina, que nos permite realizar evaluaciones iniciales y coordinar la logística de los tratamientos a distancia. De esta manera, nuestros pacientes pueden acceder a nuestros servicios de manera más cómoda y eficiente, incluso desde otras ciudades o países”, describe.
“Además, ofrecemos servicios de criopreservación de gametos, lo que permite a las parejas planificar su familia en el futuro y adaptarse a sus circunstancias personales. El reconocimiento de nuestros pacientes y de la comunidad médica internacional es el mayor aval de la calidad de nuestros servicios y de nuestro compromiso con la excelencia.»
En los últimos años, afirma, Venezuela experimentó un notable crecimiento en el número de laboratorios de reproducción asistida, lo que amplió significativamente las opciones para las parejas que buscan concebir. Sin embargo, la crisis económica y social ha generado una fuga de talentos, especialmente en el área de la embriología.
“Muchos profesionales altamente capacitados han emigrado en busca de mejores oportunidades, lo que ha debilitado significativamente el sector”, asegura.
La escasez de embriólogos ha afectado la calidad y disponibilidad de los tratamientos de fertilidad en todo el país. Fertilab, consciente de esta problemática, ha asumido un rol protagónico en la formación y capacitación de nuevos profesionales, además de brindar apoyo técnico a otros centros del país. “Nuestro objetivo es garantizar que las parejas venezolanas tengan acceso a tratamientos de fertilidad de alta calidad, independientemente de su ubicación geográfica”.
Desde mujeres solteras, de más de 40 años, hasta parejas del mismo sexo, en Fertilab han ayudado a cumplir los sueños de quienes desean formar una familia.
En Venezuela también son pioneros en el tratamiento de casos complejos, como la gestación subrogada para parejas homosexuales femeninas (método ROPA) y la recuperación de espermatozoides en hombres vasectomizados.
“Además, hemos atendido a pacientes de avanzada edad, utilizando técnicas como la donación de óvulos para permitirles cumplir su deseo de maternidad”, destaca Aller.
Estos hechos, hacen más difícil el camino, pero también más interesante. “A lo largo de los años, hemos enfrentado diversos desafíos, seguimos enfrentando, de hecho, el rechazo social y religioso. Sin embargo, gracias a la creciente aceptación de las técnicas de reproducción asistida a nivel mundial y a la mayor apertura de la sociedad, hemos logrado romper tabúes. Esa fue la idea desde el inicio”.
“Nuestra experiencia nos ha demostrado que la reproducción asistida es mucho más que una técnica médica”, aleja. Es una herramienta que permite a las personas ejercer su derecho a la procreación y construir familias según sus propias circunstancias.
“En Fertilab nos enorgullece ser parte de este proceso y contribuir a la felicidad de nuestros pacientes. En una palabra, nos define el amor, ¿quién le gana a eso?”, concluye.
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La entrada 50 años de Fertilab, un hito en la reproducción asistida en Venezuela se publicó primero en EL NACIONAL.