Si el leitmotiv de la revolución bolivariana es retener el poder a cualquier costo, los costos van aumentando y aumentan día a día; porque no solamente sacrifican la legitimidad de las instituciones, sino que además sacrifican lo que se dio en llamar “el legado de Chávez”; porque en realidad se está produciendo un abandono del chavismo y un ingreso superpuesto al principio, pero cada vez más puro, de un tipo de gobierno autocrático, sin ideología y sin conceptos distintos de aquellos que lleven a retener el poder.
Los anuncios de la construcción de las cárceles para opositores, más las noticias permanentes de arrestos, de cada día más muertos -casi todos de oposición- y la pérdida de legitimidad por no presentar un respaldo, dejan claro ante el mundo, pero en especial ante sus amigos, de que el retener del poder a cualquier costo incluye perder esas amistades.
Esa defensa a muerte tiene más que ver con la situación personal de los funcionarios que en caso de entregar el poder quedarían expuestos a un entorno altamente peligroso para ellos; porque implicaría como mínimo la pérdida de la libertad y los bienes adquiridos durante el proceso revolucionario; basados casi siempre en prebendas, corrupción y en muchos casos, tal vez los más grandes, en cuanto a dinero robado y estafas descaradas.
Considerando que en la Corte Penal Internacional ya hay dos casos: Venezuela 1 y Venezuela 2, en este momento se está armando el Venezuela 3; pero con una sustanciación mucho más rápida y con la posibilidad de un pedido de captura internacional; lo cual levanta los costos, porque la permanencia se va haciendo más difícil; y en caso de pérdida del poder -que cada vez luce como más posible- quedaría expuesta la revolución con sus instituciones revolucionarias, todo esto arrastrado por motivos personales.
La aparición de María Corina Machado en la marcha del sábado, estando, como ella misma califica en la clandestinidad, significó para ella un riesgo muy importante pero que seguramente lo consideró necesario para mantener activa las esperanzas y las expectativas; no ya de una clase media que fue siempre la que produjo las marchas de millones de personas, sino ahora de las bases populares que si ella no se hace con el poder no van a tener para comer, para vestirse, para educarse ni para curarse.
Porque cada vez queda más claro que la retención del poder es mala para el país y que el cambio es lo que la gran masa de venezolanos considera como bueno para el país. También hay que decir que desde el día 29J, al mismo tiempo que la gente masivamente estaba en la calle, el gobierno masivamente reprimía en tiempo real, en forma simultánea en distintos lugares del país y principalmente de la ciudad de Caracas, arrestando y torturando, y haciendo saber que lo estaba haciendo, y haciendo saber que lo iba a seguir haciendo; en unas declaraciones que el solo hecho de escucharlas ya significa una divisoria de aguas entre lo bueno y lo malo.
Todo lo cual abona al caso Venezuela 3 en la CPI.
Y lo más peligroso fue que en la medida que se lanzaban estas declaraciones había un público en la asamblea nacional que lo aplaudía, vitoreaba y se reía. Que ante la evidencia de la tortura lo que se conseguía del lado del torturador eran risas. Porque el hecho de aplaudir y reírse de la tortura ya es hacerse cómplice de ella; o sea que a partir de esta semana que pasó ya todo el estamento institucional del chavismo se hace cómplice de lo que el ala radical está haciendo; y de esa manera se va difuminando y desapareciendo el ala que yo llamaba la institucional; básicamente por absorción… Se trata de una fusión por la absorción que a partir de este momento coloca todo el estamento del chavismo del lado de la tortura.
Considerando que la paridad de fuerzas entre la institucionalidad disminuida del chavismo y las masas apoyando a la oposición, podemos entrar en una fase de juego trancado donde ni el chavismo puede demostrar que ganó la elección ni la oposición puede “cobrar” la victoria electoral.
Es de esperar una semana de mucha represión donde el entorno externo de este suceso representado básicamente por Estados Unidos, Brasil y Colombia, puede o bien alinearse detrás de la postura sólida y absoluta de Estados Unidos de reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente, o bien continuar en su propio juego que es el, que han venido manteniendo durante todos estos años; y que es lo que se espera que vayan a hacer de seguir apoyando a Maduro y que se produzca una ruptura de la estructura política latinoamericana.
En caso de que Brasil asuma la posición de apoyo a Maduro mientras Argentina reconoce a Edmundo, en el caso de Caracas, con Brasil atendiendo los intereses de Argentina, se crea un conflicto cuyas potenciales víctimas son los seis asilados venezolanos; porque tomando como punto central a Caracas bajo el control institucional funcional y operativo del chavismo, la Argentina queda en inferioridad de condiciones, habiendo cedido voluntariamente su espacio territorial soberano en Caracas y sin posibilidad de hacer absolutamente nada para cambiar esa situación.
Estamos entrando en la etapa de la noche más oscura de represión y muerte, y el futuro de Venezuela está asociado a cómo amanezca el día siguiente; porque si amanece con el sol radiante de la victoria electoral de la oposición, o si amanece con el cielo gris y nublado de la permanencia del chavismo en el poder.
Las tendencias dicen que si ese día amanece nublado hay que seguir insistiendo para que en algún momento salga el sol y eso difícilmente vaya a ocurrir dependiendo solo del entorno internacional; porque como siempre ha pasado, las soluciones están dentro de Venezuela; y con esta demostración de gente en la calle es posible que pudiendo pasar la noche sabiendo los peligros y el terror que eso significa, a la mañana siguiente salga el sol para Venezuela.
Si después de una larga noche oscura sale el sol para Venezuela, va a significar que sale el sol para la América Latina y para el mundo en general. Y que una vez más el bien se haya impuesto sobre el mal y que los que ganen sean los buenos.
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