Son las 9 horas del día 9 de agosto de 2024 y, tras una noche cordobesa, de calor omnipresente, me dispongo a comenzar la actividad propia de un anciano sin obligaciones aunque con muchas devociones. Aunque al tomar conciencia de que mis neuronas estaban en su sitio, pensé: No quiero ahondar en lo de la Cataluña de Sánchez. Pero, como la cabra tira al monte, me siento ante el ordenador para hablar de las muchas tropelías cometidas por el plagiador, cateto y embustero mayor de Europa.