De sobra sabemos que este plagiador nefasto (y muchas más cosas, como él dijo a Feijóo) no es un gobernante decente. Son tantas y frecuentes sus fechorías políticas que lo que se llama sorprendernos, no nos sorprende, pero ¡nos fastidia sobremanera! Solo hay que comparar lo que decía a los militantes de su partido horas antes de unas elecciones y lo que, pocas horas después de perderlas, ha tenido que hacer para formar un “gobierno Frankenstein”.