Con el fregadero embozado hace días, colchones tirados en el suelo o el televisor haciendo equilibrios sobre una silla de comedor. Así viven algunas de las familias reubicadas a principios de diciembre en viviendas públicas del Ayuntamiento después de ser desalojadas de sus domicilios sociales en el barrio del cementerio, urgentemente necesitados de una rehabilitación.