El balonmano siempre fue su pasión. Poco jugó con la pelota. Algo en el patio de recreo de Maristas. Pero una lesión le apartó de las canchas. Ha sido delegado de equipos de chicos y de chicas, directivo, técnico y ojeador. De todo. Siempre dispuesto a apagar cualquier conato de incendio dentro o fuera del vestuario en un deporte cargado de dinamismo y estrategias. Mecánico de profesión, lleva medio siglo dedicado a esta disciplina, ahora como gerente del EÓN Horneo Alicante. «Las derrotas enseñan más que las victorias: se celebran menos, pero enseñan algo más». Una vida dedicada al balonmano.