Como una mascletà en el corazón de la plaza de los Luceros. Así se sintió la Bellea del Foc, Alba Muñoz, en el segundo en el que el árbitro pitó el final del partido que el pasado 5 de mayo le dio el ascenso al Hércules a Primera RFEF. El salto de los aficionados al césped del estadio José Rico Pérez, los abrazos de los jugadores y la emoción desbordada de los seguidores allí presentes se sintió en el corazón de la Bellea del Foc como un disparo pirotécnico en el centro neurálgico de la pólvora en la ciudad. Un complejo símil fogueril que solo aquellas personas que cumplen con el refrán alicantino -«Herculano, foguerer y en Santa Faz, peregrino»- pueden llegar a comprender.