El oro luce lejano e inalcanzable. Es una cucarda que gana Noruega casi todos los años. El presidente Javier Milei y el ministro de Economía -Luis Caputo- creyeron que iban por la medalla de plata. La competencia por ser el país con mayor superávit fiscal del mundo los dejaba en esa posición hasta noviembre: acumulaban un saldo positivo del 0,6% del PBI en las cuentas finales, es decir descontando los gastos.
Con ese número, Argentina estaba teniendo un superávit fiscal que igualaba al de Suiza.
Pero llegó diciembre. Es un mes en que se gasta más de lo que ingresa, ya que se pagan aguinaldos y extras para jubilados, personal que trabaja para el Estados y planes sociales. Por primera vez durante 2024, el Gobierno tuvo que admitir que no iba a tener superávit ni primario (antes de los gastos de deuda) ni financiero (una vez cumplidos esos compromisos).
"Aún con el resultado estacionalmente negativo de diciembre, (el número final) arrojará un superávit financiero en torno a 0,3% del PBI para el total del año 2024, consistente con un resultado primario de 1,9% del PBI", anunció Economía. En unos días, se corroborará si esa proyección resultó exacta.
Con un 0,3% de superávit final, Argentina se queda con la medalla de bronce en el ranking de los países con mejor resultado fiscal, según un trabajo de Econométrica, en base a datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). La consultora estima el superávit financiero -el resultante después de pagar deudas- apenas por arriba del 0%. En Economía manejan una proyección más elevada.
De todas formas, aún con un superávit apenas por arriba del 0%, Argentina estaría teniendo un resultado fiscal mejor que el de otros países de la región, como Brasil, Chile y Uruguay. Y también el resultado sería más abultado que el de grandes economías como España, Alemania, Canadá o Estados Unidos.
Hasta noviembre, el superávit fiscal primario (antes de pagar deudas) era del 2,1%, según Economía, mientras que el financiero (tras el pago de compromisos) se ubicó en 0,6%. Diciembre aminoró esos números.
Hasta noviembre, la "motosierra" en la política económica del presidente Javier Milei había recortado casi un 30% del gasto estatal. La caída de las erogaciones estatales fue del 28,8%, comparada con igual período del año pasado, según un informe de la consultora Analytica.
El gasto público fue de $ 83,2 billones hasta noviembre, lo que representó casi un tercio menos que los $ 116,9 billones de la misma administración en ese período. La contracción es en términos reales, es decir descontada la inflación acumulada.
Falta el dato de diciembre. Allí se espera el primer déficit fiscal del año. El número de recaudación muestra que creció un 1% interanual real frente al mismo mes de 2023. Ese número no sería suficiente para eclipsar el crecimiento en el gasto de jubilaciones, empleados estatales y planes sociales, donde hay medio aguinaldos y refuerzos durante el último mes del año.
Noruega es casi un eterno campeón del superávit fiscal. Con exportaciones que suelen superar los u$s 200.000 millones anuales, su excedente fiscal (la relación entre lo que ingresa y lo que gasta) representa un 12% del PBI. Posee dos de los fondos de riqueza soberana más importantes del mundo, a tal punto que tiene asegurados el pago de las jubilaciones por las próximas tres décadas.
Suiza tuvo un superávit fiscal del 0,5% de su PBI en 2023, en un retroceso con respecto al 1,2% que tuvo en 2022. "El saldo dio positivo gracias a los cantones (provincias) y fondos de la seguridad social. El Gobierno Federal tuvo un déficit pequeño, del 0,1%", explicó el FMI cuando revisó las cuentas del país.
