La visión de Donald Trump de transformar la mayor economía del mundo mediante políticas proteccionistas que pongan a ‘Estados Unidos primero' perjudicará el crecimiento, según encuestas entre economistas realizadas por el Financial Times (FT). Los resultados contrastan con el optimismo de los inversores en cuanto a los planes del presidente electo estadounidense.
Las encuestas realizadas entre más de 220 economistas de EE.UU., el Reino Unido y la eurozona sobre el impacto económico del regreso de Trump a la Casa Blanca mostraron que la mayoría de los encuestados creían que su giro proteccionista eclipsaría los beneficios de otros elementos de lo que el presidente electo ha bautizado como 'Maganomics', (economía MAGA).
Numerosos economistas en EE.UU., encuestados conjuntamente por el FT y la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, también creen que un nuevo mandato de Trump avivará la inflación y conducirá a una mayor cautela por parte de la Reserva Federal a la hora de recortar las tasas de interés.
"Las políticas de Trump pueden generar cierto crecimiento a corto plazo, pero será a costa de una desaceleración global que luego regresará y perjudicará a EE.UU. más adelante", afirmó ebnem Kalemli-Özcan, un profesor de la Universidad Brown que también forma parte del panel de asesores económicos de la Fed de Nueva York. "Sus políticas también son inflacionarias, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo, por lo que nos estaremos moviendo hacia un mundo estanflacionario".
Sin embargo, la mayoría de los economistas -incluyendo los del FMI, los de la OCDE y los de la Comisión Europea- pronostican un crecimiento más fuerte en EE.UU. que en Europa en 2025.
La economía estadounidense consistentemente ha superado a sus homólogas del otro lado del Atlántico desde la pandemia del coronavirus, expandiéndose a una tasa anualizada del 2,8% en el tercer trimestre del año pasado.
Trump aún no ha presentado una política económica integral, por lo que los analistas están basando sus previsiones en las promesas y amenazas realizadas durante la campaña electoral.
Entre ellas figuran planes para imponer aranceles generales de hasta el 20% a todas las importaciones estadounidenses; deportaciones masivas de trabajadores indocumentados; reducción de la burocracia; y hacer permanentes los recortes fiscales introducidos en 2017.
Trump, quien se autodescribe como ‘el hombre de los aranceles', desde hace tiempo tiene la arraigada creencia de que EE.UU. necesita cerrar su déficit comercial e impulsar la producción nacional.
"Las políticas anunciadas incluyen aranceles sustanciales y deportaciones de trabajadores inmigrantes", dijo Janice Eberly, una alta exfuncionaria del Tesoro estadounidense durante la administración Obama, ahora en la Universidad Northwestern. "Ambas tienden a ser inflacionarias y probablemente negativas para el crecimiento".
En general, más de la mitad de los 47 economistas encuestados específicamente sobre la economía estadounidense anticipan "algún impacto negativo" de la agenda de Trump, y 10% de ellos prevén un "gran impacto negativo". Por otra parte, 20% de los encuestados anticipan un impacto positivo.
El pesimismo entre los economistas contrasta con el optimismo de los inversores con respecto al segundo mandato de Trump.
El S&P se disparó en las semanas posteriores a la victoria de Trump, aunque redujo parte de esas ganancias en diciembre después de que los responsables de la fijación de las tasas de interés en EE.UU. señalaron que este año harían menos recortes de tasas de los previstos anteriormente.
En su mejor racha de dos años de este siglo, el índice de referencia terminó 2024 con un aumento del 23,3%, tras una ganancia similar en 2023.
Benjamin Bowler, un estratega de Bank of America, dijo esta semana que "la economía del laissez-faire, los recortes de impuestos y la desregulación de Trump, junto con una posible "revolución de la inteligencia artificial", significaban que el entusiasmo probablemente continuaría en 2025.
Una encuesta separada del FT mostró que los economistas de la eurozona eran aún más pesimistas acerca del impacto de las políticas de Trump en su región que los de EE.UU., con un 13% de los analistas diciendo que anticipaban un gran efecto negativo y otro 72% pronosticando algunas repercusiones negativas.
Para la eurozona, la principal preocupación es la producción manufacturera, especialmente en Alemania, la mayor economía de la región.
Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments, destacó la posibilidad de que la industria automovilística del país sea "especialmente un blanco" de Trump.
La amenaza de Trump de imponer un gravamen del 60% a China "podría plantear un reto adicional para las industrias europeas", señaló Christophe Boucher, el director de inversiones de ABN Amro Investment Solutions, ya que aumentaría la posibilidad de que Beijing inunde la región con productos baratos.
Aunque se considera que el Reino Unido está mejor protegido de los aranceles, gracias a su amplio sector de servicios, Alpesh Paleja, el economista principal de la Confederación de la Industria Británica, advirtió de que el país estaría expuesto al "impacto secundario" en caso de que los aranceles afectaran al crecimiento de la eurozona.
En el Reino Unido, más del 56% de los casi 100 encuestados anticipaba algún impacto negativo, y muchos hablaron del efecto negativo que supondría sobre la confianza por el imperante clima de incertidumbre antes de la toma de posesión de Trump el 20 de enero. Sólo un poco más del 10% preveía algún impacto positivo.
"La administración Trump será una ‘máquina de imprevisibilidad' que disuadirá a las empresas y a los hogares de tomar decisiones a largo plazo con facilidad", dijo Barret Kupelian, el economista jefe de PwC del Reino Unido. "Esto inevitablemente tendrá un costo económico".