El Gobierno enfrentará otro año complejo en materia de reservas, aún muy negativas en términos netos. La mayor presión pasará por los pagos de deuda que se avecinan, en un contexto de apreciación cambiaria, mayor acceso al mercado para los importadores, bajos precios de los commodities, posible liberación del cepo y elecciones.
Buena parte de las fichas estarán puestas en el Fondo Monetario Internacional. El presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo confían en que en los próximos meses cerrarán un nuevo acuerdo con el organismo que contenga "dólares frescos" que le den oxigeno a las reservas del Banco Central.
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Los cálculos privados indican que las reservas netas cerraron 2024 en torno a u$s 10.000 millones negativos, contando los pagos de Bopreal a doce meses y los depósitos del Tesoro que luego saldrán para cancelar deuda. El rojo se explica por los pagos de deuda del último año, compensados por los más de u$s 21.600 millones que compró en el mercado de cambios.
Los compromisos en dólares en 2025 ascienden a u$s 17.285 millones y por ahora no hay señales claras sobre una salida al mercado o un crédito con bancos internacionales para rollearlos. Pero algún tipo de financiamiento será necesario para atender al menos una parte de los vencimientos, ya que una porción saldrá de las reservas del Central.
Alejo Costa, líder de research y estrategia de Max Capital, afirma que la dinámica de las reservas del Banco Central y la demanda de divisas por parte de los importadores en 2025 dependerá fundamentalmente de dos cuestiones: la política cambiaria y el financiamiento externo, tanto del sector privado como de organismos multilaterales.
"Un peso más fuerte, con mayores salarios en dólares, unido a la quita del impuesto PAIS y la recuperación de la actividad económica, va a generar un mayor nivel de importaciones, que en nuestro escenario base subirán 25% en dólares, aproximadamente, en línea con lo observado durante los últimos meses", estima Costa.
Las reservas, de acuerdo con el analista, dependerán de la cuenta financiera. Si el Gobierno logra obtener financiamiento por unos u$s 3000 millones con el sector privado más otros u$s 10.000 millones o u$s 15.000 millones con el FMI, el Central podría acumular reservas en el rango de entre u$s 6000 millones y u$s 11.000 millones durante el año.
Camilo Tiscornia, director de C&T, resalta que habrá que ver qué ocurre con el ingreso de capitales en los próximos meses, pero a priori cree que las reservas crecerán. Desestima que una liberación del cepo se convierta rápidamente en un problema para las reservas y ve en un acuerdo con el FMI la razón de un repunte del stock de dólares del Central.
En cambio, Florencia Fiorentin, economista jefe de Epyca, advierte que la apreciación del peso incentivará más importaciones. Afirma que los dólares van a escasear más porque la actividad "se está amesetando" y la eliminación del impuesto PAIS generará más salida de divisas por comercio y turismo. Además, resalta, ya no estará el blanqueo.
"Encima, se prevé menor ingreso de dólares al mercado por parte del agro debido a la caída de los precios internacionales de los commodities y la apreciación cambiaria. Aparentemente, el mayor flujo de ingreso de divisas para el Gobierno vendrá de la mano de un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario", agrega.
Fiorentin sostiene que el esfuerzo estará en que las reservas no caigan aún más, pero con otras estrategias, con el FMI a la cabeza. También podrían ingresar dólares de inversiones privadas a través del RIGI, aunque ese flujo sería gradual, con vista a varios años, por lo que prevé que el Gobierno buscará otros métodos a la espera de un nuevo acuerdo con el Fondo.