Arrancó 2025 con el Gobierno a las puertas de mostrar cuatro meses de éxitos incontrastables en materia económica. Son los que compararán una economía estabilizada con los primeros del programa que aplicó Javier Milei. Los del peso del ajuste con los del equilibrio fiscal y el ordenamiento monetario que le permitieron frenar en seco los índices inflacionarios y llevarlos, en un año, a en torno del 2%.
La inflación será menor estos meses, probablemente, a ese 2% probablemente a partir de febrero si reduce el ritmo de devaluación del peso al 1%.
Los niveles de actividad de febrero del año pasado habían sido los menores de la pandemia, y en términos interanuales, el menor nivel desde el verano de 2021, así que todo será para arriba. A costa de una alta inflación de 25% en diciembre y un parate histórico en la producción. Lo sabrá para abril, cuando se difundan los datos de febrero.
Mientras tanto, Milei planteó ayer en su posteo en la red social X para saludar al Año Nuevo que "seguir mejorando los indicadores sociales requiere de crecimiento económico y para ello seguiremos bajando la inflación, reduciendo el riesgo país, reduciendo el gasto público para poder quitar impuestos, continuando las reformas estructurales y desregulando para ganar libertad y sobre todas las cosas respetando la vida, la libertad y la propiedad".
Hay ahora una agenda desafiante de país normalizado. Desaparecieron ya algunas excusas. Además de la inflación, probable estabilidad del dólar, equilibrio fiscal, deuda sin riesgo de default, riesgo país reduciéndose. Todo admite peros: tipo de cambio atrasado, dificultad para sumar reservas, contexto internacional hostil.
La agenda social urge. Empezando por la pobreza superior al 38%. Aunque cayó, el dato es igual de alarmante. Similar es el caso de los ingresos de los jubilados. Recuperan parcialmente la pérdidas generada posdevaluación de diciembre de 2023 pero no vuelven al mismo nivel. La capacidad de compra de los salarios sigue débil, sobre todo porque varió la canasta de consumos y precios relativos, desviando mayormente a gastos de servicios públicos y alquiler.
Se ve en el consumo minorista, que no para de caer. El indicador de Actividad Económica de las bolsas de Rosario y Santa Fe del noviembre marca que la recuperación se amesetó. Su ICA creció, pero apenas 0,1% en noviembre.
Las ventas minoristas, contracara de los ingresos, cayeron 0,6% mensual, quinta variación negativa en seis meses, -10,4% interanual.
La construcción tampoco recupera, cae 23,1% interanual y también retrocede en forma mensual.
El campo sigue siendo el tractor, pero la caída de precios internacionales compromete tanto la recaudación como las inversiones de los productores, acosados por las retenciones a la exportación.
El nuevo comienzo no está exento de desafíos. El Gobierno cuenta con el aval de la población, en forma inédita y creciente. El año electoral también impone un escenario, que habrá que ver cómo encara el Gobierno en este nuevo año.