"Es conmovedor, pero te mantiene vivo", resume Dolores González Maciel al describir cómo vive su labor, desde hace 10 años, al frente de la Asociación Felicitas. Se trata de un espacio en la ciudad de La Plata que brinda tránsito y contención a chicos que, por distintos motivos, están en situación de riesgo y desprotección familiar.
La organización comprende dos programas que funcionan en paralelo: por un lado, el hogar, que nació en 2014 y aloja de forma transitoria a no más de siete chicos; y, por otro, el "Proyecto Familias Felicitas", surgido en 2017. En este caso, se trata de familias que se suman con la posibilidad de dar espacio a unos 10 niños más.
Junto a Guadalupe Ferré coordinan un equipo de profesionales y voluntarias que se ocupan de manera personalizada de brindar un espacio familiar a los menores.
La organización trabaja en conjunto con las autoridades provinciales con el objetivo de dar asilo en casos en que, en conflictos intrafamiliares o de desprotección, los menores estén en riesgo.
"A nosotras nos contactan desde el Servicio Zonal de Protección y Promoción de derechos de niños y adolescentes; el servicio zonal La Plata y el local también, que son los que atienden el caso en el territorio concreto", relata González Maciel.
El hogar, por lo general, recibe chicos de hasta seis años. "Después de intentar todas las otras estrategias, se toma esta medida excepcional que se llama ‘medida de abrigo'. Tenemos un convenio firmado y nos llaman para pedirnos lugar porque ofrecemos un número limitado", explica sobre cómo trabajan en la asociación que lleva el nombre de la abuela de Eugenia Rodríguez Álvarez, miembro del equipo.
"No decidimos qué niños vienen, pero entiendo que priorizan los casos que están en riesgo y que son graves. Para separar a los niños de sus familias, que no se puedan quedar con progenitores, ni abuelos, ni tíos, ni vecinos, ni padrinos", aclara.
Es que, ese espacio limitado en el que hace hincapié González Maciel no es caprichoso. Sino, que, tanto en el hogar en sí, como las familias que participan voluntariamente para recibir a los chicos, se apunta a generar un vínculo y a darles contención y atención personalizada.
"Todo está organizado por turnos, los despierta la misma persona, los baña la misma persona, lo mismo con el almuerzo", enumera la coordinadora.
En cuanto a las edades, relató: "Trabajamos con niños de 0 a 6 años porque nos sentimos capacitadas para trabajar con esa edad. Porque nos parece fundamental intervenir en la primera infancia, restituyendo todos los derechos y dándoles un ambiente familiar, desde esa mirada personalizada".
Sin embargo, la de egreso no tiene un límite. "Es cuando se resuelva la situación", indica González Maciel. "Incluso recibimos grupos de hermanos cuando incluye mayor y menores de seis. Un caso de una nena de cinco con su hermana de siete tuvimos fue muy complicado, estuvieron cuatro años", ejemplificó.
Ya en el hogar, como en cualquier familia, los chicos van al jardín o al colegio y el equipo de la asociación se ocupa de que cubran todas las necesidades. "También salen bastante a pasear, con las referentes y voluntarias, entonces van de a uno o dos a la plaza, a hacer las compras. Después si alguno tiene que hacer tratamiento psicológico o de rehabilitación, también", enumera.
"Los más grandes suman actividades deportivas o sociales, y en verano van a la colonia", agrega.
Si hay una clave para definir "Es artesanal, porque no hay muchos protocolos que seguir", define la coordinadora. También hay un trabajo voluntario intenso y lo mismo de parte de las familias que tienen a los niños, que no cobran nada. Reciben nuestro apoyo en pañales, ropa, cunitas, pero nada más", explica.
En cuanto al movimiento emocional que implica este tipo de labor, a corazón abierto, reconoce: "Se nos mezcla un poco porque nos da siempre alegría recibir a los chicos, pero quedamos conmovidos, conmocionados, porque el niño viene sufriendo".
En cuanto a la ayuda y financiamiento, González Maciel indica que entre un 40% y 50% de los gastos se cubren con fondos que destina la Provincia por el convenio, y a esto se suma el aporte de socios y algunas empresas que colaboran mensualmente. El resto se sustenta con donaciones.