"Hicimos el ajuste más grande de la historia de la humanidad y no hemos perdido ni un ápice de apoyo social", dice seguido el presidente Javier Milei.
"La inflación pasó de 25,5% a 2,4% en un año, la mayorista bajó del 54% al 1,2%"; "hasta octubre, el superávit fiscal acumuló 0,5% del PBI; y "la brecha cambiaria: superaba el 170% y había 18 tipos de cambio diferentes. Hoy es casi inexistente", dice el Gobierno y reafirma la agencia de noticias NA.
El año que termina, el primero de la gestión libertaria, tiene números que lo avalan. Es decir, ni el más optimista del Gobierno hubiese imaginado una inflación a la baja, con un dólar paralelo achatado y por si fuera poco, mejoras en los índices que marcan una incipiente recuperación de la economía y del empleo.
El propio Milei explicó en una entrevista con el periodista Alejandro Fantino, que el Gobierno decidió poner el freno en una de las estrategias que puso en marcha a mitad de año como parte de la fase 2 del plan económico, que determinó una restricción mayor a la emisión monetaria.
De hecho, Milei reconoció que el BCRA evitó volcar hacia el contado con liquidación todos los dólares que esa nueva regla le hubiera permitido porque la cotización hubiese caído a 700 pesos, lo que habría impactado de manera clara en la economía real. "Frenamos la venta porque el tipo de cambio se venía cayendo como un piano", dijo Milei. "Si lo hubiésemos hecho, el tipo de cambio se iba a 700 pesos. La semana anterior, en rigor, compramos 733 millones y devolvimos 200 millones, pero tenemos que devolver 500 millones más. El tipo de cambio teórico de $ 2000 lo hicimos bajar a $ 1100 con la emisión cero". "Si yo además los dólares que compro a mansalva los tiro al mercado, el tipo de cambio se va a $ 700 y como la velocidad de ajuste del sector real es más lento que el financiero, mando a montón de empresas a la quiebra", dijo Milei.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La consultora Empiria, de la que es director, Hernán Lacunza, el último ministro de Economía de Mauricio Macri dice que "desde mediados de año las cuentas externas entraron en una dinámica sensible: hay déficit de la cuenta corriente cambiaria (saldo de ingresos y egresos de dólares "reales", expo-impo, viajes, dividendos, intereses) compensado con superávit de la cuenta capital (préstamos comerciales y financieros netos, al sector público y privado, blanqueo), evitando así un deterioro persistente de las reservas internacionales (hoy las netas unos u$s 5600 millones negativas).
¿Eso es inconsistente? No necesariamente, se puede consumir transitoriamente más de lo que se produce (déficit de cuenta corriente) financiado a crédito (cuenta capital). ¿Es sostenible? Un tiempo sí, para siempre, no: los dólares financieros no sustituyen a los de origen "real". ¿Es riesgoso? Expone al régimen a una vulnerabilidad: la disponibilidad de crédito para sostener la actividad, a riesgo de un shock externo (depreciación del real, baja del precio de las commodities agrícolas, fortalecimiento del dólar) o interno (insuficiente competitividad de sectores intensivos en mano de obra, dinámicas políticas en año electoral) que fuercen una recesión (baja de importaciones para equilibrar cuentas externas) o presiones sobre el tipo de cambio (que encarezca importaciones o abarate exportaciones en mercados de destino).
Se viene un 2025 con un desafío extra. A la economía y sus complejidades se le suma un año electoral, donde La Libertad Avanza no parece conformarse solo con un triunfo a nivel nacional.