La dificultad para ratificar el acuerdo comercial con la Unión Europea es emblemática del estancamiento del Mercosur. Este pacto es clave para la inserción global del bloque.
El Mercosur atra-viesa una crisis terminal que po-ne en duda su capacidad para actuar como motor de integración y desa-rrollo regional. Nacido con la promesa de consolidar un mercado común en el Cono Sur, el bloque enfrenta hoy tensio-nes internas, divergencias es-tratégicas y una creciente irrelevancia frente a un con-texto internacional competi-tivo y en constante transfor-mación. Básicamente hoy en día, el Mercosur se resume en el ACE 14 firmado en el marco del ALADI que regula el acuerdo automotriz. Más allá de ese convenio liderado por las multinacionales no existe más integración.
La dificultad para ratificar el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) es emblemática de este estancamiento. Este pacto, ne-gociado durante más de dos décadas, debería ser un paso clave para la inserción global del bloque. Sin embargo, en-frenta resistencias tanto en Europa, debido a preocupacio-nes ambientales y proteccio-nistas, como dentro del Mer-cosur donde algunos miembros temen los efectos adversos so-bre sus economías menos competitivas. Para la Argenti-na, la crisis del Mercosur plan-tea un desafío estratégico ur-gente: diversificar su política comercial y avanzar en acuer-dos bilaterales con actores clave como Estados Unidos e India entre otros.
La asunción de Javier Milei como Presidente introduce una nueva perspectiva en la política exterior nacional. Su visión de apertura económica y sus crí-ticas acertadas al Mercosur co-mo herramienta obsoleta le brindan margen para reconfi-gurar la estrategia internacional de Argentina. La crisis del blo-que puede ser una oportunidad para que nuestro país lidere un cambio hacia un modelo más pragmático y eficiente de inte-gración.
Un tratado de libre comercio (TLC) con EE.UU., principal economía del mundo, ofrecería a la Argentina acceso privile-giado a un mercado de alta de-manda y capital tecnológico. Esto implicaría no solo au-mentar las exportaciones, sino también atraer inversiones que impulsen sectores clave como la agroindustria, la energía y la tecnología. Un acuerdo como este pondría a la Argentina en el mapa del reshoring global.
Por otro lado, India, con su rápido crecimiento económico y un mercado de más de 1400 millones de habitantes, repre-senta un socio estratégico para diversificar exportaciones y aprovechar la complementa-riedad en sectores como ali-mentos, farmacéutica y servi-cios. Así como romper la de-pendencia comercial con China.
Sin embargo, avanzar en estos acuerdos no será sencillo. Primero, la Argentina debe su-perar barreras internas. El país necesita profundizar las refor-mas estructurales iniciadas para aumentar la competitivi-dad de su economía, reducir la presión impositiva y generar condiciones más favorables para la inversión. Además, ne-gociar TLCs con potencias como EE.UU. o India requerirá una diplomacia comercial sofisti-cada, capaz de proteger los in-tereses nacionales sin compro-meter la apertura.
El camino hacia una inser-ción global no excluye la posi-bilidad de redefinir la partici-pación de Argentina en el Mer-cosur. Una estrategia más flexible podría incluir acuerdos bilaterales dentro del bloque, siguiendo modelos como el de la Alianza del Pacífico. Asimismo, es fundamental mantener el diálogo con Brasil, principal socio comercial y actor clave para cualquier reforma regio-nal.
La aprobación del acuerdo Mercosur-UE, aunque necesa-ria, enfrenta obstáculos que no se resolverán en el corto plazo. Las exigencias de una Europa en decadencia económica y polí-tica sólo se profundizarán con el tiempo. Esto refuerza la nece-sidad de que Argentina no de-penda exclusivamente de este pacto y diversifique su estrate-gia comercial.
En conclusión, la crisis del Mercosur es una señal de alerta para la Argentina, pero también una oportunidad. Bajo la pre-sidencia de Milei, el país puede liderar una transformación hacia una política comercial más abierta, eficiente y adap-tada a las exigencias del Siglo XXI. Avanzar en acuerdos con EE.UU. e India, sin abandonar los esfuerzos por revitalizar el Mercosur, es el desafío que de-finirá el lugar de la Argentina en la economía global.