Diez días después de haber hecho el anticipo en su discurso del primer año de gestión, el presidente Javier Milei presentó los lineamientos del Plan Nuclear Argentino. Lo hizo el viernes por la noche, a través de una exposición en cadena nacional, junto a Demian Reidel, jefe de su consejo de asesores económicos y mentor de la iniciativa, y Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica. La presentación fue bien recibida por los especialistas, aunque también sembró escepticismo entre aquellos que se preguntan si un proyecto de esta envergadura puede ser desarrollado en las condiciones actuales del sistema energético, marcado por un déficit de infraestructura y por asignaturas regulatorias pendientes de distinto tipo.
Reidel presentó un escenario global de demanda energética creciente, impulsado por el desarrollo de los gigantescos centros de datos que requerirá en el futuro la Inteligencia Artificial. La respuesta oficial es que la Argentina tiene las condiciones técnicas y humanas necesarias para reimpulsar la energía nuclear. Cuenta con los prototipos desarrollados entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Invap (una empresa pública rentable nacida como un desprendimiento del Instituto Balseiro, cuyas acciones son 100% de Río Negro pero cuya dirección es compartida con la CNEA) y tiene la capacidad de aplicar tecnología argentina a nuevos modelos.
El plan plantea la construcción de reactores pequeños modulares (SMR, por sus siglas en inglés), que pueden levantarse como proveedores de energía para un emprendimiento privado o bien para la red. Inicialmente el desarrollo se haría en el Complejo Atómico Atucha, en el partido de Zárate. Apunta en una segunda instancia al desarrollo de reservas de uranio y a convertir a la Argentina en un hub de IA.
Como destaca el experto Julián Gadano, exsubsecreario de Energía Nuclear (entre otras responsabilidades en el segmento) en una columna en "Seúl", la Patagonia ofrece incentivos extras a la radicación de emprendimientos digitales (por ser una zona fría que compensa la enorme producción de calor de los gigantescos data centers). También cuenta con la ventaja de ser el único país de América Latina con energía nuclear, una razonable cadena de suministros para desplegar un SMR y una Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) que es reconocida a nivel global como un sello de calidad para todos los reactores y materiales que ha exportado el Invap.
Lo que no hay son recursos públicos, con lo cual hará falta crear incentivos para que este desarrollo sea privado aunque controlado por el Estado. En paralelo, hay que conseguir que este "retorno triunfal" de la energía nuclear como lo indicó Milei (reconocida como energía limpia, con un nuevo modelo de negocios de reactores modulares financiados por la venta de energía) no sea una isla aislada. Hay un archipiélago de asignaturas por resolver en el medio, como la necesidad de ampliar la red de transmisión eléctrica -esencial para la oferta que promete ampliar el plan nuclear- y armonizar el despliegue de otras fuentes como la eólica, solar y la creada vía el hidrógeno. La idea está. Ahora hay que ponerle gestión.