El espectacular rally de los mercados es consecuencia de las prioridades que propuso el Gobierno para atender las urgencias inflacionarias y financieras. Pero en paralelo, muchos sectores de actividad demandan un "doble click" sobre su situación.
El fárrago reformista del Gobierno apunta, con todo tipo de argumentos, a veces discutibles, a borrar de un plumazo el conjunto de la estructura regulatoria e impositiva.
Una de las actividades que levanta la mano para hablar es el de los hoteleros y gastronómicos. Ya en el último bimestre del año, el sector prevé que podría quedar atrapado en medio de una trampa fiscal, cambiaria y de competencia desleal que haga que el que viene será un verano tórrido y frustrante.
La más obvia de las razones es la competencia cambiaria con la oferta del exterior. Un denunciado retraso del tipo de cambio torna vana la discusión para quien se pone a comparar los precios de cabotaje con los de plazas como Uruguay, Chile, Brasil, EE.UU. o incluso Europa.
A los hoteleros les preocupa que esa competencia esté mediada por un desequilibrio impositivo. Se da en la actividad a nivel global pero sobre todo con los países vecinos.
"En Europa, donde la alícuota general es el 21%, la hotelería y la gastronomía están gravadas con la alícuota reducida del 10%, mientras que en la Argentina se aplica la general, es decir 21%", señaló Rafael Miranda, vicepresidente de FEHGRA, que agrupa a ambas actividades en la Argentina.
Las asimetrías son mayúsculas con Uruguay. Allí la actividad hotelera está promovida en materia de IVA; no está gravada por el impuesto. Pero, además, en verano, para atraer turistas extranjeros, estos no pagan IVA en sus consumos por alojamiento, restaurantes, bares, cafeterías y también al alquiler de autos, siempre y paguen con transferencia, tarjetas de crédito o débito.
El sector acuerda, como se ha discutido en IDEA, con una reestructuración del sistema tributario, eliminando impuestos distorsivos como Ingresos Brutos, el impuesto al Cheque, el PAIS, los Derechos de Exportación y las tasas municipales sin contraprestación, "todos ellos inexistentes en otros países".
Pero también observan de que la balanza turística es deficitaria: solo en septiembre salieron del país 153.500 visitantes más que los que ingresaron. Y eso que no computan lo que será la comparación ruinosa con el 2023 hiperestimulado por la secuela electoral del PreViaje.
Finalmente, advierten que los dólares que se gastan en el exterior, o en los gastos con tarjeta en dólares, son mayormente del colchón, que no ingresan al sistema financiero y tributario. Solo generan empleo en el exterior, concluyen. Piden atención para una actividad que presagia tormentas en el verano financiero.