Investigaciones recientes revelaron que los humanos de hace 42.000 años contaban con tecnologías avanzadas que les permitieron cruzar grandes distancias por mar y colonizar islas remotas, como las ubicadas en lo que hoy conocemos como Indonesia.
En la misma línea, las evidencias encontradas sugieren que, lejos de ser simples improvisadores, estos navegantes dominaban técnicas marítimas complejas que involucraban la construcción de embarcaciones rudimentarias pero efectivas y una profunda comprensión de la navegación.
Un equipo de la Universidad Nacional Australiana (ANU), citado en un artículo de El Confidencial, encontró restos arqueológicos en la isla de Tanimbar, un archipiélago de 66 islas en la actual provincia de Molucas, que indican la presencia de humanos en esa zona hace aproximadamente 42.000 años.
Este descubrimiento ofrece desde entonces nuevas pistas sobre cómo estos primeros navegantes cruzaron grandes masas de agua y contribuyeron a la expansión de la humanidad por el sudeste asiático.
La tecnología avanzada que permitía a los antiguos cruzar los océanos incluye el uso de embarcaciones construidas con materiales naturales como troncos, cortezas y lianas, que posiblemente eran transformados en canoas o balsas.
Estas embarcaciones no solo eran capaces de flotar, sino que también estaban equipadas con velas rudimentarias y remos, lo que les daba mayor maniobrabilidad para recorrer largas distancias en mar abierto.
Cabe remarcar que los humanos de la época desarrollaron también un profundo conocimiento de las corrientes marinas, las mareas y los patrones de viento. Estas habilidades eran fundamentales para poder planificar rutas marítimas que minimizaban los riesgos de sus travesías.
Además, empleaban cuerpos celestes como el Sol y las estrellas para guiarse, lo que les permitía mantenerse orientados durante los viajes de varios días o semanas a través del océano.
Otras técnicas de orientación incluían la observación del vuelo de aves y las características de las olas, lo que les ayudaba a identificar la proximidad de tierra firme.
El descubrimiento en Tanimbar refuerza la teoría de que estos antiguos navegantes siguieron una ruta meridional desde el sudeste asiático hacia Australia, pasando por islas como Timor y Tanimbar.
Esta ruta fue ampliamente discutida entre los arqueólogos, ya que está vinculada a la plataforma de Sahul, una extensión de tierra que conectaba Australia y Nueva Guinea en la prehistoria.
Tanimbar, por su cercanía a la plataforma de Sahul, era un punto clave en este proceso de migración. Los restos encontrados en esta región, como fragmentos de cerámica, conchas y huesos de animales, son indicios de que esta área fue utilizada como una base importante para actividades marítimas.
La colonización de estas islas no fue un evento aislado, fue un proceso que ocurrió gradualmente, con varias oleadas de poblaciones marineras que saltaron de isla en isla a lo largo de la costa.
El equipo de la ANU sugiere que los primeros colonos probablemente siguieron una estrategia de navegación costera. Esto implica que los humanos navegaban de isla en isla, explotando los recursos naturales que encontraban en cada parada antes de continuar su viaje.
Este proceso permitió el intercambio cultural y la adaptación entre las distintas comunidades que habitaban la región.
Algunos puntos clave de esta migración marítima incluyen:
La evidencia sugiere que la colonización de estas islas fue un proceso que implicó varias oleadas de migración. Cada oleada de navegantes desarrollaba nuevas tecnologías y métodos para cruzar el océano, lo que les permitió ampliar su alcance y asentarse en territorios cada vez más lejanos.