Para la primera etapa del blanqueo, el stock de depósitos privados acumuló un alza desde el 14 de agosto pasado de u$s 12.837 millones y se ubicó en u$s 31.446 millones.
Dicha cifra todavía se ubica por debajo del máximo de u$s 32.491 millones del 9 de agosto de 2019: "Habrá que ver cómo juegan los retiros a partir del 1° de octubre y a qué ritmo se sostiene el ingreso al blanqueo post prórroga, para ver si logra superarla en breve", se plantean los analistas de la consultora Outlier.
Septiembre y lo que va de octubre fueron mucho mejor de lo esperado para el BCRA en el MULC, considerando el esquema de pago de importaciones. Entre las razones que explican esa buena performance parecen estar los préstamos locales en dólares, cuyo stock subió casi u$s 1000 millones desde mediados de agosto.
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"El blanqueo de efectivo fue tan grande que los escenarios de reservas netas manteniendo el cepo lucen mejores hoy que hace un mes, por el potencial de expansión del crédito en argendólares", revelan en la consultora 1816.
Aún así, la dinámica del sector externo sigue siendo el riesgo central de 2025 si hay statu quo cambiario. En el bimestre julio-agosto, la Argentina tuvo déficit de cuenta corriente base caja superior a u$s 2.900 millones, algo que, sacando un bimestre de 2023, no se veía desde antes de la crisis de Macri del segundo trimestre de 2018.
Ese déficit es resultado de tres cosas, que enumeran en 1816: el blend, que hace que solo una mínima parte del superávit comercial entre a reservas; la apreciación del peso en el tipo de cambio financiero, que llevó a máximos de varios años la salida de dólares por turismo.
El sector no pasa por el dólar oficial hoy, pero hay que tener en cuenta esos números para pensar escenarios de unificación. Por último, los intereses de deuda, que por el riesgo país todavía no pueden refinanciarse en el mercado.
En el primer semestre de este año, el BCRA acumuló reservas, pero por un tipo de cambio muy alto (ya no está) y, sobre todo, por la calendarización de importaciones.
Hacia adelante ven tres alternativas, que pueden combinarse:
(1) Se libera el dólar, para que la balanza de pagos "ajuste por precio", algo que parece improbable en el corto plazo.
(2) Se elimina el blend, lo que, para las exportaciones de 2025 de u$s 82.400 millones, implicaría mayor oferta en el dólar oficial de u$s 16.500 millones versus el esquema actual, lo que arriesgaría la estabilidad del contado con liquidación, aunque se podría mitigar eso con algo de intervención.
(3) Financiamiento en dólares no tradicional, como el REPO.
El régimen especial de Bienes Personales y la moratoria generaron demanda extraordinaria de pesos por hasta u$s 950 millones en septiembre (esa fue la recaudación por ambos tributos), monto no tan lejano a lo que aporta de oferta de CCL el blend exportador todos los meses.
Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea, explica que un eventual "Plan B" tendría que incluir la supresión del "blend", haciendo que los u$s 15.000 que los exportadores liquidan por año en el mercado libre pasen a alimentar la oferta del segmento oficial.
Pero hace hincapié en que una alteración de estas características tendría impacto sobre el nivel de la brecha cambiaria y seguramente requiera una corrección (que puede ser presentada por "única vez") en el tipo de cambio oficial.
Por el momento, recurrir al FMI para diseñar un nuevo programa y obtener "plata fresca" aparece como un "Plan C", una verdadera opción de "último recurso". Sin embargo, para Vasconcelos es un escenario que no puede desecharse por completo.