Radicado en la provincia de Entre Ríos, a orillas del río Uruguay, Pueblo Liebig es un pueblo escondido que guarda una parte de la historia industrial argentina. Y eso porque fue el hogar de un frigorífico apodado por los medios como "la cocina más grande del mundo".
Con una arquitectura que aún conserva trazos de su pasado europeo y británico, Liebig podría ser un interesante destino turístico emergente. La historia, el entorno natural y las características del pueblo lo hacen un sitio único, más allá de los destinos tradicionales de la provincia.
Pueblo Liebig se encuentra en el centro-este de la provincia de Entre Ríos, aproximadamente a 240 km de la ciudad de Paraná y a solo 10 km de Colón.
Fue allá por el 1903, cuando la Liebig's Extract of Meat Company adquirió un saladero existente en la zona, que fue el punto de partida para la construcción de una planta destinada a la producción de extracto de carne y corned beef, productos que dieron vida al frigorífico y a la comunidad que se formó en torno a él.
El origen del nombre del pueblo proviene del químico alemán Justus von Liebig, quien desarrolló el método para la elaboración del extracto de carne.
Curiosamente, Von Liebig nunca visitó esta zona de Argentina, pero su legado se materializó en este antiguo pueblo, que durante más de 70 años fue uno de los principales motores económicos de la región.
El frigorífico de Liebig llegó a ser considerado como "la cocina más grande del mundo" debido a su capacidad productiva.
Contaba con instalaciones modernas y extensos campos de pastoreo que abarcaban más de 44.000 hectáreas. La planta faenaba diariamente más de 1.500 cabezas de ganado y empleaba a unos 3.500 obreros que trabajaban en turnos diurnos y nocturnos.
Algunos hitos importantes del frigorífico incluyen:
El frigorífico operó a plena capacidad hasta mediados de la década del 50, cuando el declive del mercado y los cambios en la industria comenzaron a afectar su actividad. En 1978, finalmente, la planta cerró sus puertas, dejando un fuerte impacto en la vida de este pueblo escondido.
El diseño urbanístico de Pueblo Liebig reflejaba la jerarquía interna del frigorífico. El pueblo estaba dividido en dos sectores:
Este trazado urbano, que aún puede apreciarse en la actualidad, convirtió a Liebig en un modelo de comunidad autosuficiente. A diferencia de muchos otros pueblos argentinos, Liebig fue un asentamiento que creció en torno a una empresa y no al revés.
Hoy en día, Pueblo Liebig supo reinventarse como un destino turístico. El río Uruguay, que custodia al pueblo, ofrece paisajes naturales que contrastan con las antiguas construcciones industriales.
En la entrada del pueblo, una chimenea y galpones abandonados recuerdan su pasado industrial, mientras que las playas y las zonas costeras invitan a disfrutar del entorno.
El turismo en el pueblo incluye: