La Semana del Clima de Nueva York (conocida como Climate Week NYC), que se llevó adelante del 22 al 29 de septiembre de 2024, es un evento crucial en la lucha contra el cambio climático. Al coincidir con la Asamblea General de Naciones Unidas, reúne a líderes mundiales, empresas y activistas para impulsar acciones concretas. Hay casi mil eventos presenciales y en línea que se llevan a cabo durante estos siete días.
Sirve como plataforma para debatir soluciones innovadoras, movilizar inversiones en tecnologías limpias y presionar a los gobiernos para que aumenten sus compromisos climáticos. En un momento en que los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes, la Semana del Clima de Nueva York es un recordatorio de la urgencia de actuar y de la importancia de la colaboración global para proteger nuestro planeta.
Es un espacio clave para discutir soluciones innovadoras, políticas ambientales y acciones urgentes para mitigar los efectos del calentamiento global. También aborda cómo se camina rumbo a la Conferencia de las Partes (COP) que se realizará este año en noviembre en Bakú, Azerbaiyán. Con el lema de este año, "Ha llegado la hora", destacan la urgencia de actuar rápidamente frente a la crisis climática. Este evento abarca 10 temas: Energía, Justicia Ambiental, Finanzas, Alimentación, Salud, Industria Pesada, Naturaleza, Políticas, Vida Sostenible y Transporte.
Desde la organización Climate Group, que convoca la Semana del Clima, presentaron siete acciones ambiciosas que cada gobierno y empresa debe desempeñar para lograr los resultados necesarios con la rapidez requerida. Estas acciones están principalmente dirigidas a los países miembros del G20, del cual Argentina forma parte. Las acciones son: 1) apoyar a los trabajadores para terminar con el carbón; 2) quitar las barreras a las energías renovables; 3) prohibir los hornos de las siderúrgicas que usen carbón; 4) abordar con diligencia la problemática del metano; 5) dejar de ignorar la eficiencia energética; 6) compras limpias; y 7) impuestos a las compañías de petróleo y gas para financiar la transición.
Desde el sector privado, se presentaron nuevos compromisos ambiciosos, y algunas empresas destacaron su reducción de emisiones. Un ejemplo es la farmacéutica AstraZeneca, que, a través de la iniciativa Ambition Zero Carbon, está en camino de reducir las emisiones de GEI de sus operaciones globales (alcance 1 y 2) en un 98% para 2026, tomando como referencia una línea base de 2015. También se destacó "Catalysing climate action", una iniciativa presentada por la campaña Race To Zero, que incluye un manual para los proveedores de servicios profesionales (dirigido a consultoras, estudios de abogados, agencias de marketing, entre otros) en la consecución de un futuro con emisiones netas cero.
Desde el sector público, se destacó la presencia de figuras como el senador estadounidense Brian Schatz de Hawái, Espen Barth Eide, ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, Dame Jacinda Ardern, exprimera ministra de Nueva Zelanda, y Philip E. Davis, primer ministro de Bahamas. También participaron Sonia Guajajara, ministra de los Pueblos Indígenas de Brasil, y Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia. En sus intervenciones, subrayaron la importancia de avanzar en políticas concretas que no sólo contemplen la reducción de emisiones, sino que también aborden el cambio climático como una cuestión económica, de salud pública y de justicia climática. Los países en desarrollo hicieron un llamado a aumentar los flujos de financiamiento para la mitigación y adaptación en el "sur global".
Desde la sociedad civil, se destacó la iniciativa "Pay trillions, not millions" [Paguen billones, no millones], que, en el camino a la COP29, subraya la necesidad de una nueva meta de financiamiento global basada en las necesidades reales de capital, sin generar deuda para las naciones más vulnerables y menos responsables del cambio climático. Líderes de comunidades indígenas y pueblos especialmente vulnerables resaltaron la necesidad de una nueva relación entre los seres humanos y la naturaleza.
La Semana del Clima de Nueva York fue un espacio de múltiples eventos en paralelo, tanto públicos como privados, con anuncios, presentación de resultados y llamados a la acción urgente.
El cambio climático puede no ser una de las principales prioridades en muchos países; sin embargo, los impactos de los eventos climáticos extremos exacerbados por la influencia humana ya se hacen sentir. En este sentido, el primer ministro de Bahamas destacó en la Asamblea General de la ONU que "las naciones desarrolladas deben intensificar sus esfuerzos, no sólo con palabras, sino con compromisos concretos y exigibles que reflejen la escala y la urgencia de la crisis". Además, señaló que, mientras el gasto militar mundial se disparó a una cifra sin precedentes de 2,4 billones de dólares el año pasado, el Fondo de Pérdidas y Daños, creado laboriosamente en la COP28, ha conseguido apenas 800 millones de dólares en promesas.