La casa que esconde los secretos de Charles Darwin, ubicada en Down House, Inglaterra, es un testimonio viviente de los días en los que el naturalista inglés formuló su revolucionaria Teoría de la Evolución.
Este icónico hogar preserva los objetos personales de Darwin y muestra cómo era su vida diaria y el entorno que inspiró sus investigaciones. ¡Conocé cómo es!
Down House, la residencia de Charles Darwin durante más de cuatro décadas, revela cómo el naturalista inglés vivió y trabajó mientras formulaba su Teoría de la Evolución.
En el estudio, donde Darwin escribió El Origen de las Especies, se conservan casi todos los muebles originales, incluida la silla con ruedas de hierro que él modificó para adaptarse a su estatura. Este espacio, esencial para su trabajo diario, sigue reflejando la rutina de investigación del científico, según la BCC.
Down House no solo es un hogar histórico, sino también un laboratorio al aire libre donde Darwin desarrolló sus ideas sobre la evolución. (Foto: Wikimedia Commons- Julia Margaret Cameron)
El dormitorio de Darwin, restaurado por English Heritage en 2016, ofrece una visión de su vida personal y su búsqueda de tranquilidad. Equipado con una alta cama y un sofá donde escuchaba a su esposa Emma leer, el dormitorio también proporcionaba vistas a su jardín, que jugó un papel crucial en sus experimentos botánicos.
El jardín y el invernadero, parte integral de su trabajo, permiten apreciar el entorno que Darwin utilizó para explorar y validar sus teorías sobre la evolución. Cada habitación y espacio en Down House ofrece una ventana a la vida y el legado del hombre que transformó nuestra comprensión de la naturaleza.
Down House sigue siendo un faro de inspiración y un testimonio del impacto duradero de Charles Darwin en la ciencia. Cada rincón de la casa, refleja la vida y el trabajo del naturalista, ofreciendo una ventana única al proceso que llevó a la formulación de la Teoría de la Evolución.
Down House fue el hogar de Charles Darwin durante más de 40 años, desde 1842 hasta su muerte en 1882. (Foto: Wikimedia Commons-ArJ50)
La conservación y el acceso a estos espacios permiten a los visitantes conectar con la historia y entender el entorno que fue clave para uno de los descubrimientos científicos más importantes de la historia.
