Los principales referentes de la Iglesia católica en Latinoamérica se reunieron para analizar la problemática de los abusos y encontrar un nuevo abordaje. Más de 50 participantes episcopales de 17 países buscan erradicar los casos de pedofilia o acoso del seno eclesiástico.
La sede del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en Bogotá fue el lugar de la cita que se dio a principios de mes y contó con la asistencia de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos miembros de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y Cáritas.
El objetivo del cónclave fue "establecer compromisos urgentes para erradicar los abusos" de la Iglesia. Las principales temáticas fueron la transparencia y la reparación del daño en las víctimas que se tomaron de otros encuentros anteriores.
El encuentro tomo tres ejes donde se producen situaciones de desigualdad y manipulación a partir de la autoridad:
A partir de estas temáticas, las 4 regiones (los países del cono sur, los de Centroamérica junto a México, el Caribe y los andinos) trazaron sus propuestas con avances y desafíos en la prevención desde la perspectiva católica.
La conferencia episcopal lanzó una fuerte conclusión sobre los abusos.
El bloque del cono sur, integrado por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, señaló su creciente preocupación sobre el tema de abusos y se comprometió a acabar con esta "dolorosa realidad".
Por otro lado, los integrantes de la conferencia episcopal sudamericana remarcaron "que se sienten más organizados y más formados" en temas de la prevención, aunque no minimizaron la problemática.
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"Hay mayor interés en ahondar en la escucha y atención de víctimas, quienes agradecieron este espacio de diálogo sincero, respetuoso y de confianza", indicó el equipo conjunto que proyectó que el trabajo mancomunado "se mantenga".
"Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos".
