Cóctels, embajadas, residencias oficiales y cierto nivel de lujo. El imaginario que existe en torno a la tarea diplomática dista de la realidad según los propios representantes del Servicio Exterior de la Nación en el ministerio que le toca comandar a Diana Mondino. En particular, con los últimos cambios sufridos en los haberes por un cambio en la percepción de Ganancias. De esta forma, los diplomáticos argentinos sostienen que, en algunos casos, no llegan a fin de mes.
Lo que agotó la paciencia diplomática fue una modificación en la percepción de Ganancias. En rigor, los representantes del servicio exterior siempre pagaron el impuesto, pero había una salvedad: existía una deducción al adicional por costo de vida. Es decir, los diplomáticos reciben un ingreso adicional según un índice que elabora la ONU, que les permite afrontar los gastos diarios acorde al destino en el que se encuentran. Está claro que no es lo mismo el costo de vida en Buenos Aires que en Nueva York, Ginebra, Luanda o Hanoi.
Una nueva reglamentación del Poder Ejecutivo eliminó esa exención y el impacto en los salarios se vio en el sueldo percibido en septiembre. Para colmo, se realizó un ajuste retroactivo, ya que según la nueva reglamentación en agosto no tendrían que haber tenido lugar la exención y sí la tuvieron, por lo que en septiembre hubo un ajuste mayor para compensar lo del mes anterior.
"Con este cambio, hay algunos funcionarios que solamente de alquiler tuvieron que pagar un 70% de su sueldo, lo cual es insostenible", sostienen desde la Asociación Profesional del Servicio Exterior de la Nación (Apsen) la entidad gremial que está al frente de los reclamos.
Es que, si bien se trata de sueldos en dólares que pueden ser muy buenos para el costo de vida en Argentina, en el exterior hay casos en los que las cuentas son muy distintas. El alquiler, la comida y los gastos médicos se llevan miles de dólares con facilidad. En ese último punto los diplomáticos detectan otro conflicto: Argentina tiene el único servicio exterior que no posee seguro médico en el exterior. Los trabajadores deben costear los gastos y luego tramitar un reintegro.
En principio, se supone además que los salarios de los diplomáticos que están en el exterior deben servir para costear los gastos familiares. En muchas ocasiones, los cónyuges no pueden trabajar en el destino por la actividad que realizan. Además, los hijos deben acudir a colegios internacionales que son costosos para recibir una educación de calidad y útil, distinta a la que reciben los locales que cursarán allí todos sus estudios. Hay otra queja extra, algo más puntual: en el caso de que ambos cónyuges sean diplomáticos, se descuenta el 30% del salario de uno de ellos, ya que se supone que tienen gastos fijos compartidos.
Desde Cancillería reconocen que el reclamo tiene asidero en general y saben que aquellos que se encuentran en destinos caros están en una situación complicada. En esa línea, observan que la actividad pueda tornarse aún más elitista, ya que, con estas condiciones, los únicos que podrán dedicarse son solteros que no deben afrontar un gasto familiar, o personas que cuentan con una banca extra por fuera del salario estatal.
Igualmente, existe cierto resquemor en la cartera. Esta semana se filtró un audio de Diana Mondino, en el que dialoga con algunos diplomáticos vía Zoom y les brinda explicaciones -no satisfactorias- sobre el tema.
Del otro lado, el malestar con la economista es grande. No solo porque no pudo mantener la exención, sino porque además ven lo que pasa al lado. Los agregados militares que están en el exterior, que dependen del Ministerio de Defensa, no sufrieron ninguna modificación en sus ingresos.
Para colmo, desde Apsen argumentan que el ahorro es irrisorio para las arcas estatales. En total son entre 300 y 400 funcionarios afectados -del total de aproximadamente mil diplomáticos argentinos- y el ministerio representa el 0,3% del presupuesto nacional.
Ante este cambio en las reglas de juego, varios diplomáticos que están en el exterior pidieron regresar al país. Y otros que estaban en conversaciones para ir al extranjero eligieron esperar.
Agotadas las primeras vías diplomáticas para solucionar el conflicto, los representantes del servicio exterior abrieron distintos frentes de batalla. Por un lado, el judicial. Realizaron una presentación, con el auspicio de Ricardo Gil Lavedra. Tanto Apsen como ATE se presentaron ante la Justicia, que aceptó el caso y reconoció la legitimidad de ambos gremios para representar a diplomáticos y trabajadores administrativos. Se espera que haya novedades en los próximos días.
Por otro lado, recurrieron a medidas de fuerza sin precedentes. Desde hace algunas semanas comenzaron con períodos de retención de tareas. Además, esta semana ambos gremios debatieron la posibilidad de realizar un paro la semana que viene. La decisión de ir o no al paro el próximo jueves 12 se confirmará el día anterior en una asamblea extraordinaria.
Este conflicto llega en mal momento para las autoridades de Apsen. El próximo 21 de octubre habrá elecciones y, entre los afiliados, hay quienes atribuyen responsabilidad al oficialismo por no haber hecho algo que pueda evitar esta situación.
Más allá de la queja puntual por el mayor cobro por Ganancias, es difícil no pensar que este pueda ser el primer round de varios, sobre todo con un Gobierno que tiene a la motosierra como eje discursivo. Si no tiene demasiados inconvenientes en recortar jubilaciones, menos probable es que tenga reparos en recortar a diplomáticos.
Pero, además de recortes al personal, también se abre la posibilidad de cerrar embajadas y representaciones diplomáticas. "Entendemos que este Gobierno valora mucho su visibilidad internacional y requiere de un crecimiento exportador y atracción de inversiones importantes para poder lograr el crecimiento económico que necesita el país. En ese sentido, cerrar embajadas sería una medida contraria a los objetivos que persiguen", consideran desde Apsen.
Ignacio Labaqui, analista político y especialista en temas de relaciones internacionales, reconoce que "desde hace ya algunas décadas la diplomacia presidencial tiene un rol bastante más relevante que en el pasado". Igualmente, al mismo tiempo observa que los jefes de Estado no pueden abarcar todos los temas y que hay trabajos técnicos de los que se ocupan los diplomáticos.
En esa línea, asegura que "la política exterior desde hace tiempo no es un asunto exclusivo de las cancillerías", ya que otros organismos públicos se involucran en temas internacionales. Y analiza que algunos mandatarios "se sienten más cómodos trabajando con gente de su confianza que con el personal diplomático". Así y todo, sostiene, "hay habilidades de los profesionales de carrera que son difíciles de reemplazar y eso genera una diferencia positiva".