Ducharse con agua caliente o fría es parte de las rutinas de higiene y bienestar desde tiempos ancestrales. Mientras que muchos prefieren la comodidad de un baño caliente para relajarse y aliviar tensiones musculares, los baños de agua fría también ofrecen muchos beneficios para la salud. Entonces, cuál es más recomendable.
Nuevos estudios indican las ventajas de ambas opciones, pero hay una que parece demostrar mejores beneficios para la salud.
La Dra. Débora Nuevo, especialista en Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, en una entrevista para el suplemento Bienestar, del diario ABC, explicó que la conveniencia de la ducha fría o caliente depende de la zona corporal: "Por ejemplo, en los miembros inferiores se aconseja agua fría o, como mucho, tibia. Usaremos el agua caliente si queremos aliviar tensiones cervicales o lumbares".
Como ambas opciones tienen puntos a favor y en contra, la especialista sugiere hacer duchas de agua tibia, tirando a fría, y alternarlas. Pero, se debe tener cuidado a la hora de hacer el cambio de temperatura para que este no sea brusco: "No se aconseja cambiar repentinamente la temperatura del agua en nuestro cuerpo porque puede producir lipotimias".
Según la Dra. Nuevo, el agua caliente es ideal para aliviar tensiones musculares y contracturas cervicales o lumbares, aunque siempre se recomienda que el agua esté templada.
La especialista reconoce que ambas duchas tienen sus beneficios. (Freepik)
Sin embargo, los baños de agua caliente no se aconsejan para combatir la hinchazón ni mejorar el estado de las varices. La doctora sostiene que el agua caliente "produce vasodilatación, que puede abrir los poros de la piel para que salgan imperfecciones, pero empeora el estado de las varices y provoca un aumento de los edemas".
A pesar de estas desventajas muchos optan por esta opción. Según la experta, las duchas de agua caliente son una práctica común para la relajación muscular antes de ir a dormir porque activan el sistema nervioso parasimpático que cansa y aporta una relajación que invita a descansar.
Aunque muchos prefieren tomar duchas de agua fría solo durante verano, es aconsejable en otros momentos. La Dra. Nuevo aclara que el agua fría ayuda con las varices, "por lo que de cintura para abajo es una genial idea".
Según la especialista, el cambio de agua fría a tibia debe ser de forma paulatina. (Archivo)
Los baños de agua fría o tibia (entre los 22 y los 30ºC), mejoran la circulación, por lo que crea vasoconstricción. Esta es una de las principales razones por las que los expertos recomiendan las duchas frías. Así que, si se busca calmar la hinchazón, esta es una muy buena opción.
"El agua tirando a fría es como un analgésico: nos produce endorfinas, varias sustancias que elabora el cuerpo que pueden aliviar el dolor y dar sensación de bienestar", concluye la especialista en Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
