En un esfuerzo por desacelerar la inflación y evitar un mayor atraso en el valor del dólar, el Ministerio de Economía, que encabeza Luis Caputo, buscará que el aumento de combustibles de agosto no supere el 3%, y esté en torno al 2,5%, el más bajo registrado en lo que va del año, según pudo averiguar El Cronista de fuentes oficiales.
Para que las estaciones de servicio puedan cumplir con estos aumentos, volverán a modificar la aplicación del impuesto a los combustibles. El Gobierno cede una parte importante de recaudación, pero en un agosto en el que podría estar holgado fiscalmente, con la vuelta de Ganancias y los cambios en bienes personales, blanqueo de capitales y moratoria.
Paro de petroleros amenaza con dejar al país sin nafta: ¿escasez inminente de combustibles?
Según pudo saber este diario, el ajuste de las petroleras podría ser menor al 3%, que surge del crawling peg del 2% del tipo de cambio oficial y del traslado del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL). Los cambios en la aplicación del ICL que se anunciarán en los próximos días añadirán un 1% extra.
Si el aumento fuera inferior al 3%, las petroleras podrían estar cediendo parte de la rentabilidad en dólares por litro, dado que la aplicación del impuesto se traslada directo a la AFIP. Las petroleras podrían acompañar este pedido por lo bajo que les hace el Gobierno.
La lógica sería: "Yo te ayudo manteniendo la macroeconomía estable, vos acompañame en este proceso aumentando lo menos posible el combustible", contó una fuente oficial. "Ahora estamos con la lucha contra la inflación, dejame ganarla y cuando tenga más espacio vas a recuperar", agregó.
Tal como hacen todos los últimos gobiernos, el ICL volverá a ser modificado. En lugar de aplicar el aumento completo del impuesto previsto para el mes de agosto, el Gobierno optará por una actualización parcial. La suba del impuesto será de unos $11 en la nafta y $8 en el gasoil. Si se hubiera aplicado la suba completa como estaba previsto en el último decreto, el combustible hubiera saltado más de 10% en el precio del surtidor, en un contexto de fuerte caída en las ventas.
El Gobierno pone todos los cañones para bajar la inflación, aunque tenga costos en términos fiscales. La actualización parcial del ICL implicó en julio una pérdida de recaudación estimada en u$s 212 millones, según un trabajo de la consultora Economía y Energía. De todos modos, el analista de mercado Salvador Di Stefano adelantó que agosto y septiembre podrían ser meses de "recaudación récord".
La vuelta del impuesto a las Ganancias con los salarios de julio, las ventajas que tiene anticipar bienes personales y el incentivo que da la brecha cambiaria al blanqueo de capitales podrían influir en que Caputo tenga un mes más "holgado" donde se permita esta maniobra.
De hecho, siendo 30 de julio, tampoco está previsto un nuevo aumento de las tarifas de energía, algo que Caputo ya anunció que se irá "calibrando mes a mes", según cómo releven la inflación y el superávit fiscal.
La super nafta de YPF podría pasar de $941 a $970 por litro en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que el gasoil subirá de $979 a alrededor de $1.008 por litro, según los precios que releva el portal Surtidores.
La paridad con los precios internacionales también juega un papel importante. Con el Brent alrededor de los 76 dólares por barril, la paridad de exportación se redujo a unos 10 dólares por barril. En cuanto a la paridad de importación, en la nafta hay una brecha menor al 15%, mientras que en el gasoil, el precio se encuentra bastante parejo. Se observa con las menores "fugas" en frontera.
