El Gobierno inauguró una de las pocas obras públicas que quedó exenta de los recortes del gasto. Se trata de una planta compresora, una obra que le permite al sector energético inyectar al sistema una mayor cantidad de gas desde Vaca Muerta, lo que reduce las importaciones energéticas, que son tres veces más caras que la producción de la cuenca neuquina.
Este miércoles, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, participó de la habilitación de la planta compresora ubicada en Tratayén, en la provincia de Neuquén. Está en el "kilómetro cero" del gasoducto Néstor Kirchner, inaugurado hace exactamente un año.
La planta tiene una importancia clave para el transporte de energía, pero también a nivel macroeconómico, para evitar la salida de divisas en un contexto de caída en las reservas del Banco Central.
"Con esta obra inmensa vamos a poder aumentar en un 50% la capacidad del ducto", afirmó Chirillo desde la sala de operaciones de la nueva instalación. La información fue proporcionada en un comunicado de la Secretaría de Energía, dado que no se realizó ningún acto ni transmisión oficial.
El gasoducto Néstor Kirchner, inaugurado hace exactamente un año, permite transportar 21 millones de m³/día de gas desde Vaca Muerta hasta el principal centro de consumo, en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, sin las plantas compresoras, funcionaba a medias. Ahora, incorporará 5 millones de m³/día a la capacidad de transporte, lo que totalizará una capacidad de 16 millones de m³/día.
De hecho, hoy 5 millones de m³/día es más de lo que manda Bolivia, gas importado que cuesta tres veces más que el producido en Vaca Muerta. Por ejemplo, este miércoles Enargas informó que desde Bolivia ingresaron 4,8 millones de m³. Así, se suma inyección económica en pleno invierno y en semanas de frío intenso: la demanda prioritaria requirió esta semana 87,1 millones de m³/día, cuando en la misma semana del año pasado fueron 64,1 millones.
"La Planta Compresora Tratayén debería haber estado operativa desde julio de 2023. Sin embargo, compromisos de pago no asumidos y otros factores, derivaron en un retraso de su ingreso a operaciones", informó Energía a través de un comunicado.
En una entrevista con El Cronista en junio pasado, en pleno faltante de gas, Agustín Gerez, el expresidente de Energía Argentina, que es la empresa estatal encargada de monitorear el avance de estas obras, afirmó ante la consulta de por qué no se habían finalizado las plantas, tal como estaba en el cronograma inicial del gasoducto.
"Nosotros la dejamos al 62% y con un 90% ya puede entrar en funcionamiento. Hubo algunas postergaciones, y teníamos previsto entrar en operaciones en febrero o marzo de este año. Pero luego, cuando asumió este Gobierno, suspendieron la obra. Tomaron la decisión de hacerla 3 meses más tarde. Y eso ahora lo están pagando", afirmó Gerez, quien integraba los equipos energéticos del exministro de Economía, Sergio Massa.
Oficialmente, el Gobierno descarta haber frenado esta obra. Pero a nivel números, lo que se observa es que la obra pública fue el principal gasto del Estado en ser recortado este año. En el acumulado al primer semestre, las erogaciones para gastos de capital cayeron 82% en términos reales, siendo el gasto que encabeza el ránking de la "motosierra", según el último informe de ejecución presupuestaria de la OPC.
