Las huellas dactilares son un misterio. Algunos investigadores se plantean si son tan únicas como se cree o pueden ser heredadas.
Las huellas dactilares son marcas únicas que identifican a cada ser humano. Esta característica genética, formada por patrones de crestas en la piel, ha intrigado a científicos y forenses durante décadas.
Algunos se han llegado a plantear la pregunta si es posible heredarlas de nuestros antepasados o no.
Aunque la influencia genética es evidente, múltiples genes participan en su formación, creando un patrón de herencia complejo que genera casos de singularidad, incluso, entre gemelos idénticos.
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Los patrones únicos que adornan nuestras yemas de los dedos han fascinado a científicos y criminólogos por igual. Aunque cada huella dactilar es irrepetible, la genética juega un papel crucial en su formación.
Los dermatoglifos son esas intrincadas crestas que componen nuestras huellas. Comienzan a desarrollarse en el vientre materno, completando su formación alrededor del sexto mes de gestación.
La estructura de las crestas dérmicas, que constituyen las huellas dactilares, está influenciada por múltiples factores genéticos que regulan el desarrollo de la piel y sus capas subyacentes (Fuente: Freepik)
Según el portal de Medlineplus, la influencia genética en estos patrones es innegable y compleja. No se trata de una simple herencia, ya que existe una interacción de múltiples genes que:
Estudios en gemelos idénticos han revelado similitudes en los patrones generales de sus huellas, lo que reforzaría la teoría de la influencia genética. Sin embargo, los detalles minuciosos siguen siendo únicos para cada individuo.
Esta combinación de herencia y variación aleatoria durante el desarrollo fetal explica por qué podemos encontrar tendencias familiares en los tipos de patrones (espirales, arcos o bucles), pero nunca huellas idénticas entre parientes.
La formación de las huellas dactilares está influenciada por múltiples genes que regulan el desarrollo de la piel y sus estructuras subyacentes como músculos, grasa y vasos sanguíneos (Fuente: Unsplash)
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Aunque la genética juega un papel fundamental en la formación de nuestras huellas dactilares, el ambiente intrauterino también deja su marca indeleble en estos patrones únicos.
