Se trata del mellitus tipo 2, relacionada con antecedentes de insulinorresistencia o "prediabetes", además de malos hábitos dietéticos y sedentarismo. ¿Cómo se manifiesta?
La manifestación de cambios en la función del microbioma intestinal se configura como uno de los síntomas iniciales del desarrollo y padecimiento de la diabetes mellitus tipo 2.
Así lo señaló el Instituto Broad del MIT y la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en su último estudio llevado a cabo por Brigham and womens y publicado en la revista Nature.
Un nuevo estudio identificó la manifestación de alteraciones en la función del microbiota intestestinal como síntoma de padecimiento de diabetes
Según el texto, algunos virus específicos y variantes genéticas dentro de las bacterias afectadas generan cambios en la función del microbioma intestinal lo que tracciona el riesgo de padecer la enfermedad.
"Se trata de la investigación más grande y más completa desde el punto de vista étnico y geográfico hasta la fecha sobre el microbioma intestinal de personas con diabetes tipo 2, prediabetes y un estado de glucosa saludable", repasó Brigham and womens en su apartado descriptivo.
Al explicar el nexo entre la dolencia con la variación detallada, el análisis dio cuenta de diferentes cepas de una especie microbiana que pueden tener funciones, también variadas, como la capacidad de producir un aminoácido específico. "El equipo descubrió que ciertas cepas tenían funciones que pueden estar vinculadas a un riesgo variable de padecer diabetes", sumó.
Una diferencia funcional importante que observaron fue la de la cepa de Prevotella copri (un microbio común en el intestino que tiene la capacidad de producir grandes cantidades de aminoácidos de cadena ramificada, BCAA): se observó con mayor frecuencia en los microbiomas intestinales de los pacientes con diabetes, cuando estudios anteriores ya habían demostrado que las personas con niveles crónicamente altos de BCAA en sangre tenían un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2.
Los investigadores también encontraron evidencia que sugiere que los bacteriófagos (virus que infectan bacterias) podrían estar impulsando algunos de los cambios que detectaron dentro de ciertas cepas de bacterias intestinales.
"Nuestros hallazgos relacionados con los bacteriófagos fueron muy sorprendentes", afirmó el coautor del informe Daniel Wang. "Esto podría significar que el virus infecta a las bacterias y modifica su función de manera que aumenta o disminuye el riesgo de diabetes, pero se necesita más investigación para comprender esta conexión", amplío.
Comparaciones en las asociaciones entre especies microbianas y diabetes tipo 2 a través de diferentes modelos estadísticos - Brigham and womens.
El estudio analizó datos del Consorcio de Microbioma y Enfermedad Cardiometabólica (MicroCardio) de los Estados Unidos e incluyó nóminas originalmente creadas a partir de otros experimentos antecesores.
"Creemos que los cambios en el microbioma intestinal causan diabetes", puntualizó Wang. "Los cambios en el microbioma pueden ocurrir primero y la diabetes se desarrolla después, no al revés, aunque se necesitan estudios prospectivos o intervencionistas futuros para demostrar esta relación con firmeza", consideró.
Según el artículo "Síntomas y causas de un microbiota alterado" del Departamento de nutrición de Capsa Food, tanto la mucosa intestinal como el microbiota son las encargadas de desarrollar funciones esenciales para el organismo como la permeabilidad y el efecto de barrera defensiva contra los patógenos, la acción de la homeostasis inmunomoduladora, el metabolismo de los nutrientes, la síntesis de componentes esenciales bioactivos y la regulación del metabolismo energético.
Sin embargo, entre los factores intrínsecos más destacados que pueden erosionar su normal comportamiento se encuentra la carga genética y fisiológica del huésped, al igual que la edad, el género, el metabolismo y la nutrición endógena. En tanto, los factores extrínsecos residen en la carga microbiana del ambiente, factores cotidianos (hábitos y tipos de alimentos el estrés, consumo de agua clorada y alteraciones del sueño); siendo estas últimas menores, comparadas con las producidas por el consumo regular de medicamentos.
