El INDEC publicó los datos de actividad económica y empleo del primer trimestre de 2024 mostrando los primeros datos que dan cuenta de un rumbo que erosiona y pone en juego a todo un aparato productivo.
El PBI cayó un 5,1% interanual en el primer trimestre del año, es decir, que la actividad económica del país se contrajo en una magnitud tal que solo es comparable con la caída interanual del primer trimestre de 2020, afectado por el inicio de la pandemia.
Los agregados macroeconómicos también marcaron que cayó el consumo privado (-6,7%) más que el consumo público (-5%), cayeron también las importaciones (-20,1%) y la inversión (-23,4%). Las exportaciones por su parte mostraron un gran aumento interanual (26,1%) explicadas, en buena medida, porque el 1er trimestre del año pasado estuvo marcado por la sequía.
Argentina: lejos de ser un país normal
Hacia el interior de las actividades, se verificaron bajas de actividad en la mayoría de los rubros productivos con excepción del agro (+10,2%), la pesca (+3,2%) y la minería (+8%). La industria cayó un 13,7%; caída sólo superada por el segundo trimestre de 2020, cuando las fábricas debieron permanecer cerradas en forma obligada por la pandemia, desde que se tiene registro en 2005.
La construcción también registró una caída alarmante que alcanzó los -19,7% interanual. Esta actividad es fundamental para traccionar la economía ya que genera un volumen importante de empleo a la par que demanda insumos y servicios de diversos sectores industriales.
La merma de la actividad está mostrando -lógicamente- su correlato en el empleo que ya comenzó a mostrar signos negativos a nivel país: cayeron la tasa de empleo y creció la desocupación que pasó de 5,7% hacia el último trimestre de 2023 a 7,7% en el primer trimestre de este año; siendo las mujeres, aquellas personas con menor nivel educativo y los empleados no calificados los más afectados.
A su vez, quienes por ahora conservan su trabajo también sufren una fuerte pérdida de su poder adquisitivo (para el empleo privado, la caída del ingreso real fue del 11% al comparar marzo 2024 con noviembre 2023). Como forma de compensación, muchas personas buscan trabajar más horas. Tal es así, que se verifica un aumento de la subocupación demandante.
Sumado a esto y en referencia a los datos más recientes de INDEC, en el primer trimestre de 2024 se alcanzó el mayor nivel de desigualdad del ingreso desde los últimos 16 años, medido por el índice de Gini que compara los ingresos de la población con menores y mayores ingresos.
Este escenario por demás preocupante resulta muy parecido a una tormenta perfecta y no hace más que confirmar lo que desde la Fundación Pro Tejer estamos alertando hace meses.
La cadena textil e indumentaria resulta un termómetro que nos adelanta qué va a pasar en la economía. Su desempeño está directamente correlacionado con el poder de compra de la población y el modelo económico que se propuso desde diciembre de 2023 redundó en una crisis marcada por un mercado interno golpeado por la recesión, con encarecimientos generalizados de costos y servicios facilitados por un tipo de cambio que a todas vistas resulta atrasado que abarata importaciones (aunque todavía y recesión mediante no han impactado sobre nuestro mercado) y nos encarece y obstaculiza ganar mercados de exportación.
Ya parados en la última semana de junio nada ha mejorado. La inflación se desaceleró, pero no hay consumo. Todo indica que el país está transitando un fuerte deterioro de todos los indicadores sociales, sobre una base de pobreza angustiante que ya superaba el 40% en 2023. En este contexto, las autoridades que nos gobiernan tienen que tomar medidas urgentes y correctivas, que minimicen el daño del entramado industrial y resguarden las capacidades productivas, asegurando la continuidad de un país con industria.
Por eso, entendemos que hoy más que nunca es nuestra responsabilidad advertir sobre lo que está en juego, que es el trabajo de todos los argentinos, porque sin industria ni desarrollo productivo, no habrá trabajo para todos.
