Eduardo Petetta (*)
La finalización de la pandemia del COVID-19 no trajo la tan ansiada "vuelta a la normalidad" en lo que respecta a la logística internacional.
Alcanzamos un breve período de recuperación y orden del tráfico marítimo de importación y exportación, pero al poco tiempo comenzaron los conflictos internacionales. Primero Ucrania y Rusia y tiempo después el denominado conflicto del Mar Rojo de Hamas e Israel.
Estos vehículos no sólo se transportan en buques denominados Car-Carrires o RO-RO, sino que también se consolidan en contenedores. Esta situación ha generado el replanteo de las rutas para el tráfico internacional de mercaderías por vía marítima y una gran demanda de contenedores en los puertos de Oriente, especialmente para los puertos de China.
El factor climático también está influyendo de manera negativa principalmente para los puertos del sur de Brasil que son utilizados como terminales de trasbordo: Itajaí, Navegantes, Río Grande do Sul entre otros han estado cerrados a causa del mal clima reinante.
Se pueden citar algunos ejemplos que describen, por si mismos, la grave situación actual:
Exportación Buenos Aires - Barcelona con un trasbordo en Montevideo y un trasbordo adicional en Santos. Tiempo de Tránsito: 50 a 55 días. Normalmente este servicio era directo con 25 días de navegación.
Importación desde Puerto de Génova Italia con tres trasbordos: Valencia -Tánger -Santos - Buenos Aires. Este servicio históricamente fue directo con 18 a 22 días de tiempo de tránsito.
Para algunos puertos de Oriente la oferta no se queda atrás con el servicio vía Mediterráneo saliendo desde Puerto de Shanghái vía Singapur para luego llegar a Valencia y desde allí al puerto de Santos para su posterior arribo al puerto de Buenos Aires.
Este reacomodamiento de los servicios y la alta demanda de espacios provocó que durante abril las tarifas hayan escalado por arriba del 100% y sin perspectivas de haber alcanzado un máximo.
(*) Licenciado en Comercio Exterior y socio de Green Log SRL