La alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, invitó este viernes a los periodistas a un desayuno informativo en la Casa das Máquinas -unas antiguas instalaciones de Fenosa recuperadas por la vecindad que hoy acogen distintos eventos y actividades- para exponer las líneas en las que se propone trabajar su gobierno. La regidora descartó desde el principio ofrecer un repaso de 2024, que requeriría «mucho tiempo» y ya se abordará el jueves que viene, con el resto de grupos, durante el debate programado sobre el estado municipio -aunque sí lo resumió en un año de «muchos cambios internos», medidas «de poca visibilidad» dirigidas a la simplificación administrativa-. En su lugar, se centró en los «retos» previstos para 2025. De hecho, consecuencia directa de su gobierno en minoría es que esa lista empieza por lograr que se aprueben los nuevos Orzamentos; asunto en el que el Consistorio está «trabajando» -en la forma de reuniones con el PSdeG para granjearse su apoyo- y sobre el que la regidora prometió ofrecer más información en las próximas semanas. Per por detrás sigue un abanico amplio de propuestas. Muchas, dirigidas a desarrollar nuevas políticas e infraestructuras; pero, otras tantas, a solventar problemas particulares que arrastra la ciudad -transporte público ineficaz, conflictos en su modelo de turismo, necesidad de mejoras de saneamiento y drenado-. Carencias que lastran su condición como capital autonómica y para las que el Concello ha avanzado su compromiso de trabajar en poner remedio, sin descartar otras comunes, como la dificultad de acceso a la vivienda, que también llevan planes aparejados. Por un lado, Sanmartín explicó el lavado de cara que se propone en materia de movilidad. La alcaldesa lo resumió en tres pilares: primero, desarrollar una «conexión central» para la urbe -previo concurso internacional-, una suerte de «eje» de movilidad que atraviese el casco antiguo hasta el Ensanche y concebido, dijo Sanmartín, pensando en el «Santiago del futuro» hacia el que pretende avanzar su Concello. Segundo, optar a los fondos públicos para Estrategias de Desarrollo Integrado Local (EDIL) en barrios -como el de la Almáciga, ejemplificó- mediante un proyecto municipal propio antes del 28 de febrero, fecha límite del proceso. Y, tercero, «ahondar» en la transformación de la zona sur acorde a los presentes criterios de movilidad ambiental, comenzando por la calle Santiago de Chile. En la misma línea, la alcaldesa pronosticó para 2025 un «avance significativo», y necesario, en la calidad del transporte urbano: desde una monitorización del servicio más exhaustiva hasta la implantación de un bus nocturno y de más líneas que conecten con el rural. Gestionar el turismo de forma adecuada es la otra gran preocupación. Y una necesidad urgente: basta con considerar los 499.000 peregrinos que visitaron Compostela en 2024 Compostela, y el 'in crescendo' de la cifra que ha tenido lugar los últimos años de forma sostenida, para hacerse a la idea de que su manejo se ha vuelto un reto serio para la ciudad. Según explicó Sanmartín, habrá un cambio de filosofía en sus políticas que escore hacia un modelo menos «cuantitativo» y más «cualitativo», que capte visitantes «responsables», interesados por la conservación de los lugares que visitan, en un esfuerzo por facilitar la convivencia con los vecinos y garantizar la protección del patrimonio público. Pero la regidora evitó hablar de líneas de actuación concretas. Sí dijo que 2025 sería el año en el que la tasa turística entrará «en vigor» y que trabajarían en «avanzar» en la de excursionistas, que no contempla la pernoctación. A mayores, Santiago afrontará el reto «común» del acceso a la vivienda. Sanmartín enumeró proyectos previstos para este año en esa línea: la creación de una empresa municipal centrada en la rehabilitación y oferta de alquiler, la presentación del informe para lograr la declaración de zona de mercado tensionado, y el saque a puja pública de inmuebles del Rexistro Municipal de Soares. También la construcción de vivienda protegida en Caramoniña, cinco edificios en ruinas propiedad del Concello para los que este año se encargarán los estudios que requiere la puesta en marcha de su rehabilitación, según completó el concelleiro del ramo, Iago Lestegás. Dada su cualificación como «equipamiento asistencial», se reservarán para «colectivos específicos», aún por concretar. Al hilo, la regidora mencionó que se seguirá negociando con la propietaria -Árqura, ligada a la Sareb- para tratar de desbloquearla y acometer el plan del Concello, que pasa por reformular la edificación para que acoja hasta un 45% de vivienda protegida. En general, será un año «intenso» en obras, tanto en espacios públicos -con la compleción de los trabajos en el Pombal y el desarrollo de mejoras generales de accesibilidad, saneamiento y seguridad- como en equipamiento -con la creación de una plataforma logística, que llevará ocho meses pero estará «lista» en 2025-. En el ámbito deportivo, terminará de renovarse el estadio Verónica Boquete de San Lázaro, se iniciará el nuevo equipamiento del complejo de Santa Marta y se edificará un nuevo centro para personas sin hogar. Por el camino, el Ayuntamiento avanzará en el cumplimiento de objetivos ambientales, principalmente en cuanto a mejoras en recogida de residuos y compostaje. Las obras también tendrán lugar en el rural, tanto en el marco del Plan de la Diputación como en el del convenio con la Xunta de 3,5 millones para desarrollar el contorno. Y el Concello afronta otro reto: por un lado, lograr más fondos de actuación frente a inundaciones, como las que se dieron esta semana por el temporal -con un estudio hecho ya para la rotonda de O Vieiro, en Fontiñas, que quedó anegada-, además de un posible acuerdo con Augas de Galicia; y, por otro, paliar los déficits en las estructuras de saneamiento de la ciudad.
