Las madrugadas de los viernes, sabádos o vísperas de festivos, la calle de Orense se torna un tanto hostil y violenta. Una imagen que dista del ajetreo rutinario de los miles de residentes, trabajadores y paseantes que hacen vida en esa misma zona a la luz del día. A Azca, el corazón financiero de la capital, también se lo conoce entre los vecinos a los que atemoriza desde hace décadas «como el Bronx madrileño», debido a las múltiples agresiones, robos e inseguridad que destila este enclave al alba. Una situación que tan solo irá a mejor en los próximos años por el «milagroso» acuerdo que hará un lavado de cara a una de las espinitas de la ciudad. En torno a una decena de locales de ocio nocturno se reparten en este enclave que cuenta con tres niveles. El intermedio y conocido como los bajos de Azca, es el más peligroso, el que mayor número de discotecas y 'afters' concentra y el que más degradado ha quedado por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento . Los vomitorios, unas galerías subterráneas presas de la oscuridad sin importar que sea el mediodía y un sol brillante azote la calle, son hoy un foco de suciedad donde también han encontrado cobijo varias personas sin hogar. En la madrugada del pasado viernes 27 de diciembre, un joven de 21 años resultó herido de gravedad tras ser apuñalado en esta zona . Fue trasladado con preaviso al hospital de La Paz. El primer crimen de los Trinitarios en Madrid fue, precisamente, en esta zona de la capital, en 2006. Hoy, aunque las frecuencia de las reyertas en Azca ha disminuido, aún existe un local que suelen frecuentar miembros de esta banda latina. Los robos también son cuestión que no deja bajar la guardia a los residentes ni un minuto. El pasado mes de noviembre, los agentes de la Policía Municipal detuvieron a un marroquí de 19 años por arrebatar –haciendo uso del método del ronaldinho– una cadena de oro a otro que se encontraba de fiesta en los locales de esta zona. Eso sí, los hurtos no son algo que se produzca solo de noche, pues los vecinos también son conscientes de que la luz del día no impide que se cometan estos actos delictivos. Los vecinos y comerciantes de la zona ya están acostumbrados a estos mismos acontecimientos y en las conversaciones entre los trabajadores de las empresas afincadas en este complejo también se pueden escuchar consejos sobre qué rutas es preferible evitar . «Es una locura pasar por aquí. Las mujeres nos vemos atacadas, sobre todo las más jóvenes que salen tarde de trabajar», señala a este periódico Laura Morilla, portavoz de Comunazca, la asociación de presidentes de comunidades de vecinos de la calle de Orense. En 2023, estos pasadizos también fueron escenario de una agresión sexual de uno de los indigentes que ahí residía a una joven de 27 años que también dormía en los bajos. Las exigencias vecinales a las autoridades pasan principalmente por la mejora de la seguridad. Por ello, en las reuniones que se han mantenido con los responsables de estos espacios, se ha exigido la instalación de una comisaría de Policía , tras cerrarse la que había. «El simple hecho de ver coches patrulla aparcados por la zona y agentes uniformados podría hacer mucho para rebajar la tensión», explica Manuel Rodriguez, presidente de Pro-Azca, asociación de comerciantes y empresa de esta zona. Considera también que no se trata solo de tener control sobre esta zona, sino también «daría cobertura» a las riadas de personas que circulan en el entorno del Santiago Bernabéu, situado a pocos minutos a pie. «La mejora de toda esta zona implicará que habrá mucha mas gente y potencialmente más conflictos», explica Rodríguez. Aunque la principal preocupación vecinal es la seguridad ciudadana, también lo es el mantenimiento de un complejo en el que es fácil encontrar cristales de botellas en sus esquinas y bolsas de plástico y latas en sus jardines. «Esta degradación no es viable para que las personas que viven y trabajan aquí puedan utilizarlo», lamenta Morilla. Sin embargo, la cruzada vecinal es con los locales de ocio nocturno. Durante años, los propietarios han llevado a los tribunales su lucha contra las múltiples discotecas de este enclave y a las que «no ven cabida» en el proyecto pactado por el ayuntamiento, las empresas y los vecinos. «Este tipo de negocios no pueden estar en una zona completamente residencial. No podemos descansar, no podemos dormir y hasta tenemos niños tratados por psicólogos», apunta la portavoz de Comunazca. Ni siquiera ganar un pleito penal ha servido para frenar la situación que aún sufren. «Cambiaron el nombre de la empresa y volvieron a abrir», cuenta. Azca representa una problemática que ha pasado por los despachos de distintos alcaldes de la capital. Desde Alberto Ruiz-Gallardón hasta José Luis Martínez-Almeida pasando la era de Carmena. Tras varios partidas de limpieza y 'renders' de anteproyectos que nunca parecen hacerse realidad, finalmente se ha llegado a un acuerdo para limpiar el corazón financiero de Madrid de cualquier rastro de degradación. El 8 de noviembre, la delegada de Obras y Equipamientos, Paloma García Romero, en representación del consistorio madrileño, más de una docena de entidades de primera línea –entre las que se encuentran El Corte Inglés, Merlin Properties, Mutua Madrileña, Pontegadea o la Oficina Española de Patentes y Marcas, dependiente del Ministerio de Industria y Turismo– han firmado, junto con vecinos y pequeños comerciantes, lo que podría ser el acuerdo definitivo. Esta reforma supondrá una actuación integral porque abordará la totalidad de los espacios de uso público que dan servicio a los ciudadanos. Será también una «actuación unitaria» que buscará garantizar la coordinación de la actuación, y «definitiva», porque no solo se ha acordado una gran reforma, sino que se plantea que su mantenimiento se realice a través de un «mecanismo coordinado que permita que la inversión que se va a realizar mantenga su valor en beneficio de todos». Eso sí, los vecinos no deberán impacientarse pues las fechas que se manejan podrían alargar la inauguración de un nuevo Azca para la próxima legislatura. La idea es que se elabore un proyecto básico en unos siete u ocho meses, y a partir de ahí, hacer el proyecto definitivo y licitar el contrato de redacción de proyecto y ejecución de obras, para lo que habría otro año aproximadamente. Aunque, hasta el momento, se desconoce las cantidades exactas relativas a la inversión, sí que se ha determinado que habrá colaboración público-privada en lo que se intuye que serán unas cifras millonarias. El ayuntamiento de la capital financiará la parte correspondiente a su titularidad en el espacio, en torno a un 70% de los 80.000 metros cuadrados en los que está previsto intervenir; y los privados correrán con el gasto del 30% restante. Aunque las obras no comenzarán hasta 2026, ya se pueden detectar los primeros trabajos por parte de las empresas propietarias de los edificios de este enclave, la compra de otros y la apertura de restaurantes de lujo que empiezan, según los vecinos, a cambiar lentamente el degradado ecosistema respecto a hace un año. Así a los pies de la Torre Picasso se inauguró en 2024 un restaurante exclusivo que además cuenta con espectáculos. «Ya empieza a haber cambios en la zona», apunta el presidente de Pro-Azca, que, además, se ha encargado de actuar como intermediario recibiendo a los fondos de inversión interesados por este espacio. «Se están batiendo el cobre», insiste. Mientras las obras no den su pistoletazo de salida, este proyecto que se ha estado atragantando durante años aún seguirá siendo una ilusión para algunos. Los vecinos y comerciantes que llevan luchando por una reforma desde hace décadas se muestran «optimistas» ante los «esfuerzos» que se han estado haciendo para que este complejo coja un rumbo distinto. Esperan ahora dejar de considerar su barrio el «Bronx de Madrid» para compararse con algo más parecido a Manhattan.
