Unidos por un día, aunque la ocasión lo valía. Ana Obregón y Alessandro Lequio han decidido aparcar sus diferencias por unas horas y han compartido espacio con la celebración de un partido benéfico en favor de la Fundación Aless Lequio con el fin de recaudar dinero para la lucha contra el cáncer. Un momento que ha servido para sembrar la concordia entre los dos, aunque haya sido algo distante y previsiblemente efímera. Ha sido este sábado 28 de diciembre cuando se ha celebrado el partido benéfico de Richy Castellanos y ha contado con multitud de rostros conocidos , entre ellos el de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Los asistentes pagaron con gusto una entrada de cinco euros destinada a la Fundación Aless Lequio, destinados a impulsar la investigación para la lucha contra el cáncer , y Ana Obregón ha sido un año más la encargada de amadrinar el evento para lograrlo. Esta vez se ha visto a una Ana Obregón pletórica y de muy buen humor . Ya lo había avisado hace unos días: «Vuelvo a vivir las Navidades, tengo toda la casa llena de luces por Anita». Ella ilumina estas fiestas, lo que no quita para que siempre tenga en su recuerdo a Aless, como bien publicita siempre que puede. La bióloga ha puesto la mejor de sus sonrisas y ha saludado con efusividad a todos aquellos famosos que han contribuido en la buena causa. El morbo lo ha puesto la presencia de Alessandro Lequio, quien tampoco ha querido faltar a esta cita. Y lo ha hecho en compañía de su hija, aunque de una manera notablemente más discreta que la de su ex . Poseen dos nervios bien diferentes. El conde ha ocupado un asiento en primera fila para presenciar el partido y dar visibilidad a la causa. Por allí han desfilado otros rostros populares como los de Manu Tenorio, Colate Vallejo-Nágera, Pitingo, Gema López, Patricia Cerezo, Joaquín Cortés, Poty, Unax Ugalde o Toñi Salazar, entre muchos otros. Todos han aportado. Según cuentan, Alessandro Lequio y Ana Obregón han compartido espacio, pero no tiempo . En ningún momento han cruzado unas palabras y ni siquiera un saludo, al menos en público. Son diferencias irreconciliables. Al menos no se han tirado los trastos a la cabeza, aunque solo haya sido por un día. Eso lo dejarán para más adelante. El nacimiento de Anita hizo muy feliz a la bióloga, pero se ganó la enemistad eterna del conde. Ambos habían permanecido unidos por la adversidad y el hijo en común, pero todo saltó por los aires . El colaborador de televisión se ha negado a conocer a su nieta mientras la presentadora defendía a capa y espada en portadas de revistas la eventual última voluntad de su hijo. «Él escribió el testamento ológrafo y está ante notario, es donde me da permiso para hacerlo», aseguraba la bióloga en '¡De Viernes!'. Según ella, «ha estado al tanto de todo» y por lo demás considera que ha sido « un padre excepcional ». Pero ni se hablan. Parece que lo que les unió también ha sido lo que les ha separado. Y ahí siguen. «Es agotador que algunos intenten meternos en algún follón en el que nunca hemos estado y en el que nunca estaremos. Máximo respeto a la madre de mi hijo , le tengo cariño, le tengo aprecio y le tengo sobre todo un máximo respeto», alegaría el conde. La ira permanece, aunque esta vez la Navidad y una buena causa han dado una tregua, ya resuelta.